Cecilia Zabala bucea en el universo guitarrístico de la gran Violeta Parra

Musicalidad, sonido claro, limpieza, buena técnica, le permiten a Zabala superar con creces el desafío de este repertorio.

Seis cuerdas bastan para descubrir los gestos de la vida, para despertar los duendes de una flor que desparramó sus pétalos por esta tierra latinoamericana.

Cantora, compositora, pintora, escultora, bordadora y ceramista, mujer de corazón fogata, pocos años antes de que pusiera fin a su vida, Violeta Parra (1917-1967) compuso obras para guitarra sola que no habían tenido la proyección de sus piezas más conocidas porque fueron grabadas por ella en un casete que permaneció extraviado.

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León Gieco encontró estas partituras, le contó a un amigo y este le sugirió la intérprete. De ese modo, Cecilia Zabala (1975), guitarrista y cantautora, tomó contacto con este universo sonoro de la gran Violeta, prácticamente desconocido. Se trata de dieciséis piezas, entre ellas, las cinco Anticuecas. Son obras en las que Parra incursiona en otros horizontes guitarrísticos, sin perder la esencia de su música.

Musicalidad, sonido claro, limpieza, buena técnica, le permiten a Zabala superar con creces el desafío de este repertorio que presenta no pocas dificultades y que engrandece aún más la figura de Parra. El CD está acompañado por un video, donde el guitarrista chileno Eulogio Dávalos cuenta la historia del casete extraviado de una Violeta que nos acaricia el alma.

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