19 Mayo 2013
LA GACETA/ FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO
Hay que frenar a la máquina 75 que compite en el Campeonato Provincial de Rally. Las historias que se entrelazan dentro de ella merecen un rebaje a cero. De ese Fiat 128 saldrán Franco Salvatierra y Martín Paz. Piloto y copiloto, uno menos y el otro más, hablan todo el tiempo. Quieren expresarse y aunque son diferentes, sienten que en las últimas carreras le sacan provecho a esa situación que les permite, kilómetro tras kilómetro, mejorar el rendimiento.
"Creo que la fuerza la pongo yo y lo que sería el detalle lo pone él, ese touch medio femenino que le da su trabajo", deja picando Paz. Claro que el navegante agitó la duda: ¿a qué se dedica Franco? "Corto bombachas y corpiños", responde.
Que nadie se asuste: no es que Marcelo Tinelli creó una profesión. El modo de cortar ropa interior por parte de Salvatierra no se televisa, ni requiere que una mujer se exponga, casi desnuda, en un estudio y ante millones de personas. "Hago esas prendas en la empresa familiar", aclara Salvatierra y arrojó toneladas de claridad a la situación.
La lencería se mezcla con alguna remera o calza, y con las bielas, engranajes, pistones y otros elementos que manipula Paz. Sucede que el navegante trabaja en algo totalmente opuesto a lo que hace su amigo. "Soy rectificador de motores", cuenta y rápidamente ofrece la explicación "científica" de su oficio. Según él, la que le da sobre todo a las mujeres. "Cuando te enfermás vas al médico clínico que te deriva según el problema que tenés. Cuando el motor ya no da más, el médico clínico lo manda al rectificador que es como el cirujano plástico. Hacemos el trabajo más preciso para que el motor funcione correctamente", detalla con la seriedad de un historiador.
Pasando en limpio: al Fiat 128 número 75 lo maneja un modisto y lo navega un cirujano del motor. Un contrapunto que Salvatierra y Paz empiezan a sentir que es una herramienta para dotar con su máximo potencial a la máquina.
El navegante considera que el auto ya roza la perfección por lo que es cuestión de tiempo para que los triunfos, como el de la primera fecha en El Mollar, se repitan. "Antes no estaba en las condiciones de ahora. Lo mejoramos y le sacamos más rendimiento. Es cuestión de que Franco se acostumbre a la reacción y a la velocidad que tiene ahora el auto", anticipa Paz.
Salvatierra también es optimista para el futuro. "Como Martín ha trabajado toda la vida con los fierros, hace la parte pesada y yo soy el que pone el lado más tranqui. Me preocupo más por el diseño, por dejarlo bonito al auto. Las dos cosas hacen bien porque nos complementamos por eso creo que tendremos un muy buen futuro", se esperanza el piloto.
Si bien Franco puede darle a Martín consejos para perfeccionar el auto, no pasa al revés. "Todavía no le pedí consejos sobre cómo diseñar ropa interior, pero él me va tirando puntitas", explica Salvatierra. ¿Y cuáles son? Por la reacción de Paz, evidentemente los consejos deberían darse después del horario de protección al menor, pero Franco lo conoce y sabe cómo es. "Sé que él es práctico con respecto a todo lo que hace en la vida. Le gusta la velocidad y la facilidad para hacer las cosas", comenta Salvatierra.
Dos consejos nada malos para diseñar lencería... y para llevar más seguido al 128 hasta ocupar un lugar en el podio.
"Creo que la fuerza la pongo yo y lo que sería el detalle lo pone él, ese touch medio femenino que le da su trabajo", deja picando Paz. Claro que el navegante agitó la duda: ¿a qué se dedica Franco? "Corto bombachas y corpiños", responde.
Que nadie se asuste: no es que Marcelo Tinelli creó una profesión. El modo de cortar ropa interior por parte de Salvatierra no se televisa, ni requiere que una mujer se exponga, casi desnuda, en un estudio y ante millones de personas. "Hago esas prendas en la empresa familiar", aclara Salvatierra y arrojó toneladas de claridad a la situación.
La lencería se mezcla con alguna remera o calza, y con las bielas, engranajes, pistones y otros elementos que manipula Paz. Sucede que el navegante trabaja en algo totalmente opuesto a lo que hace su amigo. "Soy rectificador de motores", cuenta y rápidamente ofrece la explicación "científica" de su oficio. Según él, la que le da sobre todo a las mujeres. "Cuando te enfermás vas al médico clínico que te deriva según el problema que tenés. Cuando el motor ya no da más, el médico clínico lo manda al rectificador que es como el cirujano plástico. Hacemos el trabajo más preciso para que el motor funcione correctamente", detalla con la seriedad de un historiador.
Pasando en limpio: al Fiat 128 número 75 lo maneja un modisto y lo navega un cirujano del motor. Un contrapunto que Salvatierra y Paz empiezan a sentir que es una herramienta para dotar con su máximo potencial a la máquina.
El navegante considera que el auto ya roza la perfección por lo que es cuestión de tiempo para que los triunfos, como el de la primera fecha en El Mollar, se repitan. "Antes no estaba en las condiciones de ahora. Lo mejoramos y le sacamos más rendimiento. Es cuestión de que Franco se acostumbre a la reacción y a la velocidad que tiene ahora el auto", anticipa Paz.
Salvatierra también es optimista para el futuro. "Como Martín ha trabajado toda la vida con los fierros, hace la parte pesada y yo soy el que pone el lado más tranqui. Me preocupo más por el diseño, por dejarlo bonito al auto. Las dos cosas hacen bien porque nos complementamos por eso creo que tendremos un muy buen futuro", se esperanza el piloto.
Si bien Franco puede darle a Martín consejos para perfeccionar el auto, no pasa al revés. "Todavía no le pedí consejos sobre cómo diseñar ropa interior, pero él me va tirando puntitas", explica Salvatierra. ¿Y cuáles son? Por la reacción de Paz, evidentemente los consejos deberían darse después del horario de protección al menor, pero Franco lo conoce y sabe cómo es. "Sé que él es práctico con respecto a todo lo que hace en la vida. Le gusta la velocidad y la facilidad para hacer las cosas", comenta Salvatierra.
Dos consejos nada malos para diseñar lencería... y para llevar más seguido al 128 hasta ocupar un lugar en el podio.