El Gobierno de Erdogan pide perdón por la violencia que provocó la Policía
Mensaje conciliador del viceprimer ministro turco, en momentos en que se confirmó que hubo dos muertos. Presión contra el primer ministro, al que consideran autoritario. Todo se inició por un reclamo para impedir una construcción.
ESTAMBUL/ANKARA.- El viceprimer ministro turco, Bulent Arinc, pidió perdón por la "violencia excesiva" de la policía, en un esfuerzo por desactivar varios días de disturbios. Sus disculpas contrastaron fuertemente con el desafiante desdén hacia los manifestantes del mandatario RecepTayyip Erdogan.
Arinc buscó moderar la dura respuesta inicial del Gobierno a lo que comenzó como una protesta pacífica contra los planes de construir un centro comercial en un parque de Estambul, en momentos en que el primer ministro está fuera del país y las manifestaciones y las huelgas se prolongan por quinto día.
"La violencia excesiva que se usó en un primer momento contra aquellos que se comportaban con respeto por el ambiente es errónea e injusta; me disculpo con esos ciudadanos", sostuvo Arinc en una conferencia de prensa en la capital Ankara. "Pero no pienso que les debamos una disculpa a aquellos que provocaron daños en las calles y trataron de impedir la libertad de la gente", contrastó. Arinc aseguró que se reunirá con algunos de los organizadores de la protesta original, que se oponían a los planes de construir una réplica de barracas de la era otomana en el parque Gezi de la Plaza Taksim.
Parecía ser poco, a la vez que demasiado tarde, para contener lo que se ha convertido en una demostración nacional de malestar contra el estilo autoritario de Erdogan y sus inclinaciones islamistas. Dos personas murieron y miles fueron heridas en las protestas, despertando alarma en los aliados de Turquía en la OTAN.
Las tiendas bajaron las persianas en las avenidas que llevan a la Plaza Taksim de Estambul, foco de las protestas. Barricadas de escombros bloqueaban otras calles que llevaban a la plaza y podía sentirse el olor de los gases lacrimógenos. Sindicatos se unieron a las protestas, sumando presión al Gobierno para que preste atención a los problemas de una parte de la población, pese a que defiende sus acciones argumentando que tiene el apoyo de la mayoría que lo eligió. Un joven de 22 años, del principal grupo opositor, murió tras ser golpeado en la cabeza en una marcha en Antakya, cerca de la frontera con Siria. Fue la segunda víctima fatal después de que un taxi atropelló a un manifestante en Estambul.
Diversos motivos y una causa común sobresalen en la revuelta
Raquel Miguel - columnista de DPA
Nacionalistas de derecha, comunistas, socialistas, estudiantes feministas o kurdos: una amalgama de jóvenes de distintas tendencias que pueden parecer irreconciliables se ven unidos estos días por una causa común en Turquía: la exigencia de dimisión del primer ministro islamista Recep Tayyip Erdogan que, entre tanto, se encuentra de visita en Marruecos. Cuando parecía que las protestas en la emblemática plaza Taksim de Estambul se habían desinflado tras un fin de semana de enfrentamientos con la policía, desplazándose hacia otros barrios de la ciudad y otras localidades del país, miles de personas volvieron a congregarse durante la noche del lunes en la plaza para continuar sus reivindicaciones.
Taksim volvió a ser ejemplo de una multitudinaria, civilizada y pacífica protesta celebrada en un ambiente festivo y sin intervención policial, aunque podían respirarse aún los gases lacrimógenos lanzados desde el aledaño barrio de Besiktas, donde sí se produjeron choques violentos entre los manifestantes y las fuerzas del orden. Una protesta a la que se une cada vez más gente de tendencias diferentes, asegura Ozan, un profesor de 24 años que acude a Taksim como independiente, pero declarado defensor de la causa kurda. "Todos estamos juntos contra Erdogan. Al principio comenzaron a manifestarse algunos partidos, contra la construcción de un centro comercial en el parque Gezi, pero ahora el espectro de manifestantes se ha ampliado mucho". Taksim es una fiesta de pancartas, banderas y emblemas de multitud de siglas y colores, entre las que se distinguen las de grupos estudiantiles como el Colectivo Universitario Kadin o asociaciones feministas, las banderas rojas de socialistas y comunistas, la blanca de los socialdemócratas e incluso la amarilla de los kurdos. Cagdas, un estudiante de ingeniería, ejerce de portavoz de las juventudes socialistas. "Nosotros no hemos empezado a protestar ahora, llevamos mucho tiempo manifestándonos", asegura. "Protestamos contra la construcción de un centro comercial, protestamos contra la forma de gobierno dictatorial de Erdogan, por las restrictivas leyes que nos llevan hacia una sociedad islámica y también por la corrupción y el nepotismo', explica. "Erdogan está acumulando demasiado poder político y económico. La gente no lo sabe, pero miembros de su familia están implicados en la construcción del centro comercial proyectado en Gezi', agrega a su lado Yasar. Akim, otro joven, defiende sus motivos: "Hablan del florecimiento económico turco, pero el crecimiento se ha basado en privatizaciones y en la venta de empresas públicas al extranjero y el desempleo está creciendo'. (Reuters-DPA)