Tucumán salvó el año y licuó los efectos de la paritaria estatal

09 Junio 2013
Tío Rico está feliz. Y no es para menos. Si bien no sobraba plata para desarrollar la campaña electoral, la gestión del gobernador José Alperovich sí había puestos fichas al comportamiento de las transferencias nacionales de fondos coparticipables. La apuesta fue a pleno.

De los $ 750 millones que le correspondieron a Tucumán de la recaudación nacional de impuestos en 2012 ahora se pasó a $ 1.052 millones. Esto quiere decir que el giro por coparticipación y leyes especiales ha crecido, en forma interanual, en torno de un 40%. Mucha plata para hacer campaña.

A eso hay que sumarle que la Dirección General de Rentas también viene mostrando una tendencia al récord a la hora de cobrar impuestos. Con un reajuste interanual del 40% en las alícuotas de Ingresos Brutos (la gallina de los huevos de oro), la recaudación provincial ha llegado a niveles de incremento superiores al 55%. Esto no es sólo la vieja teoría de "inflación más crecimiento". También es una mayor presión impositiva que abarca a todas las cadenas de comercialización: desde el industrial más encumbrado hasta el último de los consumidores que, pese al incremento anunciado por la presidenta Cristina Fernández, el plan social ya no le alcanza siquiera para adquirir los productos de la canasta básica alimentaria. Todo está por las nubes; el congelamiento suena a sarcasmo.

Puede decirse, entonces, que Tucumán ha salvado el año. Tienen que pasar fenómenos demasiado críticos como para que la gestión Alperovich no llegue a fines de año con un equilibrio presupuestario. Los números de la Contaduría General de la Provincia aún no reflejan el comportamiento fiscal de los cinco primeros meses del año. Pero seguro hay quienes consideran que terminó con un superávit fiscal de poco más de $ 200 millones.

Los $ 1.052 millones recibidos por la provincia en mayo, producto de las transferencias nacionales, han permitido licuar los efectos de la paritaria estatal que, según los propios cálculos de la Casa de Gobierno, le han costado al Estado unos $ 1.400 millones. El gasto en personal (unos $ 9.360 millones) representan casi el 55% del total de erogaciones presupuestadas. Es el de mayor peso, el que mueve el flujo del consumo en la provincia. Sostener el pago regular ha sido una de las claves que favoreció al circuito comercial.

El futuro de corto plazo se presenta para la gestión con cara de "roca", no por la dura realidad, sino por la imagen de ese mar de millones de billetes que siguen consumiéndose en el Estado y que son clave para la política electoral de Alperovich.

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