15 Junio 2013
Se vuelven frágiles, aunque no significa que pierdan la fuerza interior. La memoria les pone a menudo zancadillas, pero suelen ser más lúcidos que muchos adultos y tienen el tesoro de la experiencia y en otros casos, de la sabiduría, dos virtudes que una buena parte de nuestra sociedad no aprovecha. Suelen ser víctimas de un maltrato que tiene diversos rostros. "El maltrato de personas mayores se define como la acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza y la cual produzca daño o angustia a una persona anciana", señala la Declaración de Toronto para la Prevención Global del Maltrato de las Personas Mayores, suscrita por la Organización Mundial de la Salud y otras entidades en 2002. Este puede ser de tipo físico, psicológico/emocional, sexual, financiero o simplemente reflejar un acto de negligencia intencional o por omisión.
La Organización de las Naciones Unidas dispuso que el 15 de junio se celebrara el Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez. Se tomó la idea del plan de acción de la "Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento" que tuvo lugar en Madrid en 2002. La propuesta de la ONU fue apoyada por la Red Internacional para la Prevención del Abuso y Maltrato en la Vejez, cuyos objetivos son fomentar la conciencia pública internacional sobre los problemas ligados a la violencia y los abusos contra las personas mayores, y promover la investigación y la formación sobre esta cuestión, entre otros.
En la ocasión, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo: "Es nuestro deber para con las personas de edad y la sociedad en general combatir la discriminación por razones de edad en todas sus formas y promover la dignidad y los derechos humanos de las personas de edad en todo el mundo".
Se calcula que la población mundial de las personas de 60 años o más será de alrededor de 1.200 millones en 2025. Se estima que entre el 4% y el 6% de las personas mayores de todo el mundo han sufrido alguna forma de abuso y maltrato. El maltrato de las personas de edad puede llevar a graves lesiones físicas y tener consecuencias psicológicos a largo plazo. Los malos tratos a las personas de edad se prevé que aumentarán dado que en muchos países el envejecimiento de la población es rápido, según la ONU.
Pero el maltrato no sólo ocurre en el ámbito familiar. A diferencia de otros países, donde gozan de múltiples beneficios (descuentos en transportes, hoteles, etcétera), alrededor de un 70% de nuestros adultos mayores cobra una jubilación mínima que asciende a $2.165, un monto con el cual difícilmente se pueda vivir con dignidad; ese parece ser el reconocimiento a una vida de trabajo. Para cobrar sus magros haberes o para hacer gestiones en algunas obras sociales deben hacer generalmente extenuantes colas. Esta ingratitud para con ellos repercute, por cierto, en la calidad de vida, en una sociedad, en la que tienen escasas posibilidades de reinsertarse laboralmente, en que los hijos tienen cada vez menos tiempo para ocuparse de sus padres porque deben atender sus urgencias económicas, en la que los representantes del pueblo tampoco se preocupan para que les paguen la movilidad salarial que reclaman desde hace años y que les permitiría vivir mejor. "El viejo no puede hacer lo que hace un joven; pero lo que hace es mejor", decía Cicerón.
La Organización de las Naciones Unidas dispuso que el 15 de junio se celebrara el Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez. Se tomó la idea del plan de acción de la "Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento" que tuvo lugar en Madrid en 2002. La propuesta de la ONU fue apoyada por la Red Internacional para la Prevención del Abuso y Maltrato en la Vejez, cuyos objetivos son fomentar la conciencia pública internacional sobre los problemas ligados a la violencia y los abusos contra las personas mayores, y promover la investigación y la formación sobre esta cuestión, entre otros.
En la ocasión, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo: "Es nuestro deber para con las personas de edad y la sociedad en general combatir la discriminación por razones de edad en todas sus formas y promover la dignidad y los derechos humanos de las personas de edad en todo el mundo".
Se calcula que la población mundial de las personas de 60 años o más será de alrededor de 1.200 millones en 2025. Se estima que entre el 4% y el 6% de las personas mayores de todo el mundo han sufrido alguna forma de abuso y maltrato. El maltrato de las personas de edad puede llevar a graves lesiones físicas y tener consecuencias psicológicos a largo plazo. Los malos tratos a las personas de edad se prevé que aumentarán dado que en muchos países el envejecimiento de la población es rápido, según la ONU.
Pero el maltrato no sólo ocurre en el ámbito familiar. A diferencia de otros países, donde gozan de múltiples beneficios (descuentos en transportes, hoteles, etcétera), alrededor de un 70% de nuestros adultos mayores cobra una jubilación mínima que asciende a $2.165, un monto con el cual difícilmente se pueda vivir con dignidad; ese parece ser el reconocimiento a una vida de trabajo. Para cobrar sus magros haberes o para hacer gestiones en algunas obras sociales deben hacer generalmente extenuantes colas. Esta ingratitud para con ellos repercute, por cierto, en la calidad de vida, en una sociedad, en la que tienen escasas posibilidades de reinsertarse laboralmente, en que los hijos tienen cada vez menos tiempo para ocuparse de sus padres porque deben atender sus urgencias económicas, en la que los representantes del pueblo tampoco se preocupan para que les paguen la movilidad salarial que reclaman desde hace años y que les permitiría vivir mejor. "El viejo no puede hacer lo que hace un joven; pero lo que hace es mejor", decía Cicerón.