Alberto, Marcos y Valentina somos todos

Cruzar la avenida es como jugar a la siniestra ruleta rusa. Subir una platabanda es un examen de destrezas físicas. Y caminar por las calles junto a conductores que pisan el acelerador hasta llevarlo a 90 kilómetros por hora es una lección de heroicidad.

SIN RAMPAS. Sortear escalones es para Marcos cosa de todos los días. SIN RAMPAS. Sortear escalones es para Marcos cosa de todos los días.

Nada insignificante sucede en una vereda.

Una chica espera su colectivo con un tapado de paño, los botones abrochados y las botas altas.

Un hombre de cara lavada, traje y zapatos pasa con sus manos embolsilladas.

Una rubia con zapatillas atléticas va moviendo su cola, indiscernible del zarandeo de caderas.

Un viejo picotea con un bastón y apenas despega sus zapatillas marineras del suelo.

Una señora de alpargatas absorbe el polvo con un mechudo.

Un niño se detiene a atarse un cordón.

Una anciana de pelo tinturado y mocasines carga una bolsa de supermercado.

Un taxista de ojotas baja del coche y estira las piernas.

Un hombre con zapatillas gastadas y pantalones arremangados cruza por la esquina.

En algún momento, todos estuvieron en el mismo lugar. Caminaron sobre las mismas baldosas, unas que quedan delante de un shopping, frente a una avenida que nunca descansa. Ellos pudieron hacerlo porque no son ciegos ni usan una silla de ruedas. Pero ni Alberto ni Marcos las han pisado.

En Yerba Buena, las veredas son únicamente para aquellos que pueden esquivar los postes de luz atravesados. Que no tropiezan con los desniveles. Que caben en su angostura. Que no necesitan de una rampa. Que saben trepar los 20 centímetros de altura de un bulevar.

Pero cuando un cordón es una montaña, da lo mismo que te calces unas botas de goma o unos zapatos. Ni los pies talla 44 de Alberto, talla 39 de Marcos o talla 29 de Valentina se sienten seguros. Para ellos, cruzar la avenida es como colocarse una pistola cargada junto a la cabeza y jugar a la ruleta rusa. Subir una platabanda es un examen de destrezas físicas. Y caminar por las calles junto a conductores que pisan el acelerador hasta llevarlo a 90 kilómetros por hora es una lección de heroicidad.

¿Qué son tres personas en una ciudad de más de 100.000 almas? Un número inexistente. Pero si cerráramos los ojos por un instante y pusiéramos a todos los Albertos, Marcos y Valentinas juntos, al abrirlos hallaríamos una multitud.

Es que no se trata sólo de un problema de discapacitados y de madres con cochecitos, sino también de muchos más que no pueden caminar tranquilos hacia la escuela o hacia el trabajo. Juan Manuel Posse, un abogado especialista en asesoramiento legal en materia de discapacidad, pide que Yerba Buena tome nota de la falta de accesibilidad y de los obstáculos en el tránsito peatonal. Se tendrían que liberar espacios -considera- en la medida en que lo permitan las estructuras edilicias.

También dice que las barreras son obra de la falta de interés en quien tenga una dificultad. Es cuestión de pensar que hoy estamos de un lado... pero mañana podemos estar del otro.

Algo parecido piensan Josefina Ocampo y Graciela Rotella, dos arquitectas formadas en diseño universal; es decir, la creación de productos y de entornos utilizables por todos los ciudadanos. Cuentan que hace un par de años presentaron en la intendencia un proyecto para eliminar las trabas arquitectónicas, pero que jamás fueron convocadas. Pese a ello, no han perdido la fe e insisten en que el municipio acate las normas, establecidas en la Ley Nacional 24.314, que establece qué aspectos se deben tener en cuenta en las edificaciones, en los espacios urbanos y en el transporte. El propósito, está claro, es la inclusión social de todas las personas.

Los concejales opositores Javier Jantus y Mariano Campero aseguran que han solicitado rampas en las esquinas, que han aprobado ordenanzas para la creación de plazas con juegos inclusivos y que han hecho reclamos varios al intendente y a sus funcionarios.

En Yerba Buena, según un fresco informe del Gobierno municipal, en lo que va de este año se labraron unas 120 causas vinculadas al incumplimiento de los vecinos en la construcción, en la reparación o en el mantenimiento de sus veredas. El juez de faltas Víctor Schedan explica en ese texto que la vereda es el espacio que va desde un lote privado hasta el cordón. De acuerdo a las ordenanzas, el 70 % de ese tramo debe estar sembrado de verde, y en el 30 % restante tiene que haber una acera de cemento, baldosa o granza. En las calles donde se ha construido cordón -aclara- es obligación hacer la caminería.

Queda claro que somos todos los que al dolor o a la dificultad le añadimos una humillación.

Alberto, Marcos y Valentina somos todos.

LOS COMENTARIOS

 LA GACETA las historias de los 569 pasos de Alberto, de la quijotada de Marcos y de los zapatos mojados de Valentina. Aquí, algunas opiniones que dejaron los lectores en nuestra salida digital.

Publicidad

- beboot- "Querido Marcos: entiendo perfectamente tu situación porque mi hijo pasa por lo mismo. Sos un ejemplo para todos los jóvenes y niños que empiezan a transitar su vida en silla de ruedas. Estaría bueno que formés un grupo para ayudar a los más chicos con la travesía de vivir con una discapacidad en una provincia donde no se respeta la condición humana diferente. Sería interesante que los diseños de rampas sean hechos por personas con discapacidad motriz, que son los únicos que saben cómo y dónde deben estar".

- opinion123.- "En Yerba Buena no hay veredas, no hay semáforos, no hay rampas para discapacitados, no hay carteles con los nombres de las calles y no hay paradas de colectivos. Hay calles mal pavimentadas (o sin pavimento), hay malezas en el Camino de Sirga y hay aguas servidas".

- sergio_acuña.- "Tengo la suerte de conocer a este grande del deporte local. Compartí muchos lindos momentos con Alberto; es una gran persona, un gran atleta y un ejemplo de vida para todos. ¡Vamos amigo que el Ironman está cerca!

- Romii_Torres.- "Maravillosa nota. La verdad es que la vida es una cátedra que día a día te enseña un poco más".

- rickysan11.- Falta mencionar que las calles son un río de agua potable que el Municipio no se digna de obligar a la empresa a arreglar. Agua que se desperdicia las 24 horas".

- FAIDEL.- "Alberto comprendo tu situación. Los trabajos en Yerba Buena siempre se hacen a medias. No sólo en las veredas sino también en el pavimento. Es lamentable el estado de las veredas, no sólo para los discapacitados, sino también para las personas mayores. Señor intendente: debe obligar a los propietarios a mantener en buen estado sus veredas".

- faaalocooo.- "Muy buena nota. Aunque realmente triste. Díganle a Alberto que ni se le ocurra ir por las veredas (¿?) de la calle Arroyo, desde el mástil hacia el norte".

- upmiguel.- "Alberto seguirá caminando por esos caminos, y por algunos desiertos, porque aprendió y transmite la lección más grande que da la cátedra de la Vida".

- LEAFAR.- Existe normativa nacional (ley 24.314) y provincial por la cual el municipio debe cumplir con la implementacion de la accesibilidad al medio físico, derecho fundamental de todo ciudadano. El diseño de los espacios tomado desde la accesibilidad, el desplazamiento y el uso es responsabilidad de las autoridades".

- "Mauricio_Cardozo22.- "Hola, tuve la gran oportunidad y la gracia de tener un gran amigo, un grande de verdad, junto a él me tocó compartir grandes momentos y experiencias que desconocía y pensaba que eran imposibles. Las ganas de vivir y de superar las adversidades que le puso la vida, me daban una de las mejores lecciones. Me hizo entender y valorar mucho más las pequeñas y grandes cosas que me da esta vida. Y cómo ser feliz con poco. Gracias Marcos por ser ese gran amigo que me prestó la vida. Un abrazo".

Comentarios