Aquellas citas de Shakespeare que encajan en este presente

En las tragedias históricas es donde Shakespeare muestra interés por la política y el poder.

SIN TIEMPOS NI GEOGRAFÍAS. Escena de Romeo y Julieta, ensayada por un actor de la Compañía de Teatro Iraquí en el Teatro Nacional de Bagdad, el año pasado, en la preparación del Festival Mundial de Shakespeare. REUTERS SIN TIEMPOS NI GEOGRAFÍAS. Escena de Romeo y Julieta, ensayada por un actor de la Compañía de Teatro Iraquí en el Teatro Nacional de Bagdad, el año pasado, en la preparación del Festival Mundial de Shakespeare. REUTERS
23 Junio 2013

CLÁSICO

SOBRE EL PODER

WILLIAM SHAKESPEARE

(Taurus - Buenos Aires)

No creo ser el único que recurre a los diccionarios de citas cuando no recuerda la procedencia de algún verso. Las citas de las obras de Shakespeare son tan conocidas que parecen ser anónimas. Pero la clase de traducciones como las de Luis Astrana Marín, utilizadas en esta selección, plantean un problema: presentan un Shakespeare mutilado, un Shakespeare unidimensional. Shakespeare, como sabemos, escribía en verso y en prosa. Pero si el traductor pasa del verso a la prosa, el texto pierde luminosidad, la belleza desaparece.

En las tragedias históricas donde Shakespeare muestra su interés por la política del poder o por "las posibilidades dramáticas de la política", según el profesor John Dover Wilson (The Essential Shakespeare), su pensamiento se revela con toda claridad. Y el tema de esta selección, el poder, me parece particularmente atractivo en un momento en que la política ocupa un lugar central.

Es difícil no encontrar en Shakespeare alguna cita que no pueda aplicarse al tiempo presente. Como esta, por ejemplo: "Todas las cosas se concentrarían en el poder, el poder se concentraría en la voluntad, la voluntad en el apetito, y el apetito, lobo universal, doblemente secundado por la voluntad y el poder, haría necesariamente su presa del universo entero, hasta que al fin se devorase a sí mismo." (Troilo y Cressida)

El período que abarca los años finales de Isabel I y el comienzo del reinado de Jacobo I fue muy turbulento. El conde de Essex, favorito de Isabel I, había caído en desgracia y, como consecuencia de sus errores fatales, fue ejecutado. Essex pertenecía al círculo de amigos del conde de Southampton, el protector de Shakespeare. Como su vida peligraba, el poeta disolvió su compañía de teatro y se refugió en la soledad de Stratford-upon-Avon. Allí escribió sus grandes tragedias: Otelo, El rey Lear, Troilo y Cressida, Coriolano y Antonio y CleopatraProbablemente, las circunstancias afinaron su capacidad introspectiva, llevándolo a explorar las sinuosidades más profundas del alma, las contradicciones que afloran en los momentos de crisis cuando las personas son dominadas por el odio como le ocurrió al conde de Essex cuya personalidad desmesurada lo había fascinado. 

Shakespeare "parece haber encarnado todos los personajes y todas las situaciones que describe." (William Hazlitt).

© LA GACETA

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Eduardo Paz Leston

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