Subsidios: cada argentino aporta $ 200 por mes

Las subvenciones estatales a sectores económicos fueron equivalentes a 11 de los 21 puntos de IVA pagados en compras durante 2012. Para pagar menos, hay que pagar más: cada ciudadano destinó el año pasado unos $ 2.400 para que el Estado auxilie a las empresas, hagan uso o no de sus servicios

22 Junio 2013
BUENOS AIRES.- Lo que no se paga con un bolsillo, se paga con el otro. A esa conclusión podrían arribar las millones de familias que habitan la Argentina luego de comprobar que lo que supuestamente ahorran con los subsidios a los servicios públicos terminan gastándolo con una presión impositiva cada vez mayor y destinada, entre otras cosas, a financiar esos mismos aportes que el Estado realiza periódicamente a las empresas. Para expresarlo en cifras, los subsidios destinados a sectores económicos en 2012 fueron equivalentes a 11 de los 21 puntos de IVA que se pagaron en las compras cotidianas. A la hora de reclamar por el mínimo no imponible, los gremialistas deberían tener en cuenta que esos subsidios representaron el 71% de lo recaudado en el impuesto a las Ganancias. Y para lo autónomos y monotributistas, representaron más del doble de lo embolsado por el fisco con el impuesto al cheque.

Del cruce de datos entre la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública ($ 99.446,6 millones en subsidios en 2012) y la Serie Análisis Demográfico Nº 30 del Indec (41.281.631 habitantes proyectados para ese año) se puede concluir que cada argentino pagó en todo el año $ 2.408,97 para que el Estado subsidie a empresas. O, si se prefiere para compararlo con su salario, $ 200,75 por mes ($ 803 pesos para una familia integrada por cuatro adultos y dos menores).

De ese cálculo se desprende que lo que no se paga con un bolsillo (por ejemplo, las facturas bimestrales de gas y electricidad), termina pagándose con el otro ($ 350 bimestrales por familia en subsidios a Cammesa y Enarsa). Pero en muchos casos, se pagan subsidios a empresas cuyos servicios quizás nunca se usen.

Otro ejemplo, una familia tipo de Jujuy, Formosa o Tierra del Fuego ha pagado más de $ 100 en lo que va de 2013 en subsidiar a la empresa AySA, aunque estén a miles de kilómetros de su área de influencia. Tampoco son usuarios del transporte público de pasajeros del área metropolitana, lo que no impide que ya hayan destinado $ 130 para su sustento, así como $ 65 para apoyar a Aerolíneas Argentinas, sean o no viajeros de la compañía. Tanto es así que en 2012, cada habitante tuvo que desembolsar $ 200,75 por mes para financiar los $ 99.446,6 millones con los que se subsidiaron a empresas eléctricas, de gas natural, de agua, ferrocarriles, transporte y otras.

Los subsidios son una derivación de la crisis de 2001 y en especial de la ley de Emergencia Pública de enero de 2002. La normalización no llegó, al punto que en noviembre de 2011 el Gobierno intentó abordar el problema con la reducción de subsidios, en el marco de la denominada "sintonía fina". Los resultados ponen de manifiesto que esa campaña no surtió efecto.

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