La agenda del Papa que pocos conocen

"Los 100 primeros días son muy importantes en la gestión de un presidente, pero acaso no tanto para un Papa en la milenaria historia de la Iglesia. De todas maneras, daría la impresión de que Francisco quiere ir rápido, de que sus tiempos exigen un ritmo particular", analizó José María Poirier-Lalanne, director de la revista "Criterio".

Los primeros meses de Jorge Bergoglio al frente de la Iglesia fueron ricos en símbolos y gestos. Envió mensajes a todos los actores políticos, económicos y sociales, además de interpelar en forma permanente a los fieles. Y se ocupó de subrayar que la austeridad y la humildad deben primar puertas adentro. Pero lo que viene es mucho más arduo, porque se esperan cambios de fondo.

"Hasta ahora el Papa ha dado claras señales y gestos. Sospecho que está tomando medidas (sólo algunas han trascendido) y que está preparando una estrategia en función de sus horizontes. Seguramente aconsejado y apoyado por los ocho cardenales que ha elegido para la tarea; y por muchos obispos y laicos en infinidad de países", le dijo a LA GACETA Poirier-Lalanne, un hombre cercano al pensamiento del Pontífice desde hace muchos años.

"Bergoglio es un hombre de fino sentido político, y no creo que anuncie las medidas más conflictivas hasta que las haya tomado -agregó-. Lo que se anuncia demasiado después no puede actuarse fácilmente".

Poirier destaca el hecho de que el Papa prácticamente no ha dejado pasar día sin que los medios informaran sobre algunas novedades en la Iglesia o en el Vaticano. "No es poco a la hora de marcar líneas de gobierno para quien quiera entender lo que hay que entender", enfatizó.

- En ese sentido, el accionar fue constante...

- Francisco ha sabido establecer un privilegiado diálogo de catequesis pastoral con las multitudes que acuden a San Pedro y, a través de los medios, con gente de todo el mundo. Por otra parte, mantiene un profundo diálogo con líderes de otras Iglesias y de otras religiones.

- Se esperan tres grandes cambios: en la curia, en las finanzas y en la tolerancia cero con relación a los abusos sexuales. Algunos movimientos se van notando. ¿Qué consecuencias pueden tener para el mundo y para la Iglesia?

- Convierne recordar que son las tres grandes líneas de dirección marcadas por Benedicto XVI, hoy probable consejero y contertulio. En la tolerancia cero sobre abusos sexuales a menores por parte del clero está muy definida la actitud de Francisco. Es tajante. Con respecto a las finanzas vaticanas y a la reforma de la curia, todo indica que quiere avanzar con cierta celeridad y con mucha determinación. Esto preocupa en algunos ámbitos eclesiásticos de poder que se saben cuestionados. Pero conoceremos las decisiones a partir de los hechos consumados. Bergoglio no es hombre de festejar victorias antes de haberlas conseguido.

- ¿Cómo se analiza la relación entre el Gobierno nacional y Bergoglio?

- Creo que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner pasó de una primera reacción de manifiesta incomodidad y disgusto a comprender la oportunidad política de sumarse a los elogios de medio mundo ante el nuevo Papa. Quedó descolocado y trató de reubicarse rápidamente, aún a costa de dejar mal parados a algunos kirchneristas obsecuentes que ya habían mostrado sus lanzas. Pero creo que ahora hay un clima de indiferencia y de silencio oficial. Sigue existiendo una profundad desconfianza por parte del Gobierno para con la figura de Francisco. Sucede que los papeles se han invertido y el viejo arzobispo ya preparado para retirarse a vivir en el Hogar Sacerdotal del barrio porteño de Flores es hoy uno de los referentes mundiales de mayor prestigio moral. Insisto, el kirchnerismo eligió mal a su enemigo.

- ¿Y qué significa Francisco para el país?

- La Argentina en el mundo desconcierta siempre: no es fácil entender a un país tan atolondrado y esquizofrénico que, al mismo tiempo, tiene dirigentes como el Papa.

DEL DÍA 76 al 100

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