Por Luis María Ruiz
10 Julio 2013
En la fiesta de Cristina no se habló de candidatos
En el discurso central, la Presidenta aseguró que Susana Trimarco es "el testimonio vivo de que se necesita reformar la Justicia". Unas 40.000 personas acudieron ayer al hipódromo para festejar el Día de la Independencia junto a Cristina Fernández, José Alperovich y otras autoridades. La mandataria repasó la historia del país, y apuntó que América Latina debe estar unida. Aplausos para Guillermo Moreno. ¿Un "palo" para Sergio Massa?
MIRANDO AL PÚBLICO. Cristina y Alperovich sonríen desde el escenario. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA
Que las corporaciones extranjeras antes "se la llevaban en pala", pero ahora "a lo mejor la tienen que recoger con alguna cuchara sopera". Que la unidad de América Latina es el mejor rumbo, tal como lo señalaron en su momento los ex presidentes Néstor Kirchner, de Argentina; Hugo Chávez, de Venezuela (ambos fallecidos); y Lula da Silva, de Brasil. Que le corre un "frío por la espalda" cuando se entera de que EE.UU. "nos está espiando a todos a través de sus servicios de informaciones". Que el Estado debe ser independiente de las corporaciones, pero "no de los intereses de la Nación y del pueblo".
Desde el escenario central del hipódromo, ante unas 40.000 personas (según los organizadores), la presidenta, Cristina Fernández, lanzó aquellas frases, en medio de los festejos por el 9 de Julio. No pidió "cuidar" al alperovichismo, como lo había hecho el pasado 6 de junio, cuando pisó estas tierras para inaugurar el hospital Eva Perón en Banda del Río Salí. En esta ocasión, la jefa del kirchnerismo concentró sus palabras en la fecha patria y en las acciones de los próceres, más que en cuestiones políticas de actualidad, como lo electoral.
De hecho, los coprotagonistas del acto por el Día de la Independencia no fueron el gobernador, José Alperovich, ni su esposa, la senadora nacional y tercera autoridad del país, Beatriz Rojkés de Alperovich. A quien primero besó y abrazó Cristina tras su discurso fue a Susana Trimarco, la madre de María de los Ángeles Verón. Incluso, la Presidenta la señaló como "el testimonio vivo de que se necesita reformar la Justicia". La mamá de "Marita", que de un "corralito" ubicado frente al escenario pasó a sentarse junto a gobernadores, funcionarios nacionales y otros referentes sociales, respondió con efusivos aplausos a las palabras de la mandataria nacional. "No queremos más 'Susanas Trimarco' en ninguna parte del país", ratificó Cristina.
Pese a que faltan dos días para el lanzamiento de las campañas de los precandidatos a diputado nacional, la Presidenta no mencionó a ninguno de los postulantes alperovichistas: Juan Manzur, ministro de Salud de la Nación y vicegobernador tucumano en uso de licencia; Osvaldo Jaldo, ministro del Interior local; la camporista Mabel Carrizo; y la actual integrante de la Cámara Baja, Miriam Gallardo. De hecho, aunque Cristina expresó más de 4.500 palabras en su discurso, jamás pronunció "diputado". Aunque es el tema que desvela al Gobierno provincial, la mandataria escogió omitirlo en su oratoria.
Saludos, cantos y sonrisas
A las 14.20, la Presidenta subió al escenario del hipódromo junto a Alperovich. Ella, casi desde el borde del proscenio, saludaba a los militantes de La Cámpora; del Ateneo de la Militancia -que coordina Sara Alperovich, hija del matrimonio gobernante-; y de otros movimientos kirchneristas. El gobernador, ubicado pocos metros detrás, devolvía con sonrisas a los entusiastas seguidores. La senadora Rojkés, en tanto, se sentó en el estrado principal junto al vicepresidente de la Nación, Amado Boudou; al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; al jefe de Gabinete kirchnerista, Juan Abal Medina; al titular subrogante de la Legislatura, Regino Amado; y al intendente Domingo Amaya. Cerca, en un palco especial, se ubicaron gobernadores de la región, representantes de organizaciones civiles, y funcionarios provinciales y nacionales.
Entre estos últimos se destacó la figura del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien fue ovacionado por los seguidores K. "Son los pibes, Moreno, no es poca cosa", exclamó Cristina cuando su "soldado" era aclamado. El polémico funcionario kirchnerista respondió con un pulgar arriba. Trimarco, que estaba sentada delante suyo, se dio vuelta para saludarlo.
Luego de que Alperovich terminara de leer su discurso, Cristina se paró ante el micrófono, y las barras estallaron en aplausos y cánticos K. Miles de militantes, encolumnados tras dirigentes locales, la esperaban desde hacía varias horas.
La mandataria recordó la gesta de la Independencia y el rol de la Argentina y de la región a lo largo de la historia como productores de materia prima. "Los gobernantes de los pueblos de la América del Sur, que hemos dado batalla en esta década incluyendo a millones de compatriotas, tenemos el deber de mirar lo que está pasando y unir nuestras fuerzas, porque también van ellos (por las potencias mundiales) a querer manejar, como de hecho lo están haciendo, las finanzas", aseveró la jefa del PEN. Y destacó la industrialización en esta zona del continente y del desendeudamiento con el FMI.
A favor del modelo
Cristina aseguró que hasta 2003 Tucumán era conocida como "la capital de la desnutrición". Por ello, remarcó la labor de Alperovich y mencionó indicadores sociales favorables. "Quiero decirles desde esta capital de la Independencia argentina, que así como no va haber trabajadores independientes en un país dependiente, tampoco va a haber grandes empresarios ni grandes financistas si no logramos sostener el modelo", reafirmó.
Luego, insistió con la necesidad de reformar el sistema de selección de jueces, y puso a Trimarco como estandarte de esta iniciativa. "Que nadie me venga a hablar de seguridad si antes no me habla de reforma de la Justicia", expresó.
Cristina cerró con una frase que dejó a varios oficialistas descolocados. "Soy una militante peronista de toda la vida. No salí de un repollo, no cambié de un partido al otro, siempre estuve en el mismo lugar", lanzó. Si el "palo" era contra Sergio Massa, intendente de Tigre y posible rival del kirchnerismo en 2015, antes rebotó en varios de los políticos que estaban junto a ella. Alperovich y Rojkés, ex radicales, y Boudou, ex Ucedé, no festejaron con demasiado énfasis la chicana.
Desde el escenario central del hipódromo, ante unas 40.000 personas (según los organizadores), la presidenta, Cristina Fernández, lanzó aquellas frases, en medio de los festejos por el 9 de Julio. No pidió "cuidar" al alperovichismo, como lo había hecho el pasado 6 de junio, cuando pisó estas tierras para inaugurar el hospital Eva Perón en Banda del Río Salí. En esta ocasión, la jefa del kirchnerismo concentró sus palabras en la fecha patria y en las acciones de los próceres, más que en cuestiones políticas de actualidad, como lo electoral.
De hecho, los coprotagonistas del acto por el Día de la Independencia no fueron el gobernador, José Alperovich, ni su esposa, la senadora nacional y tercera autoridad del país, Beatriz Rojkés de Alperovich. A quien primero besó y abrazó Cristina tras su discurso fue a Susana Trimarco, la madre de María de los Ángeles Verón. Incluso, la Presidenta la señaló como "el testimonio vivo de que se necesita reformar la Justicia". La mamá de "Marita", que de un "corralito" ubicado frente al escenario pasó a sentarse junto a gobernadores, funcionarios nacionales y otros referentes sociales, respondió con efusivos aplausos a las palabras de la mandataria nacional. "No queremos más 'Susanas Trimarco' en ninguna parte del país", ratificó Cristina.
Pese a que faltan dos días para el lanzamiento de las campañas de los precandidatos a diputado nacional, la Presidenta no mencionó a ninguno de los postulantes alperovichistas: Juan Manzur, ministro de Salud de la Nación y vicegobernador tucumano en uso de licencia; Osvaldo Jaldo, ministro del Interior local; la camporista Mabel Carrizo; y la actual integrante de la Cámara Baja, Miriam Gallardo. De hecho, aunque Cristina expresó más de 4.500 palabras en su discurso, jamás pronunció "diputado". Aunque es el tema que desvela al Gobierno provincial, la mandataria escogió omitirlo en su oratoria.
Saludos, cantos y sonrisas
A las 14.20, la Presidenta subió al escenario del hipódromo junto a Alperovich. Ella, casi desde el borde del proscenio, saludaba a los militantes de La Cámpora; del Ateneo de la Militancia -que coordina Sara Alperovich, hija del matrimonio gobernante-; y de otros movimientos kirchneristas. El gobernador, ubicado pocos metros detrás, devolvía con sonrisas a los entusiastas seguidores. La senadora Rojkés, en tanto, se sentó en el estrado principal junto al vicepresidente de la Nación, Amado Boudou; al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; al jefe de Gabinete kirchnerista, Juan Abal Medina; al titular subrogante de la Legislatura, Regino Amado; y al intendente Domingo Amaya. Cerca, en un palco especial, se ubicaron gobernadores de la región, representantes de organizaciones civiles, y funcionarios provinciales y nacionales.
Entre estos últimos se destacó la figura del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien fue ovacionado por los seguidores K. "Son los pibes, Moreno, no es poca cosa", exclamó Cristina cuando su "soldado" era aclamado. El polémico funcionario kirchnerista respondió con un pulgar arriba. Trimarco, que estaba sentada delante suyo, se dio vuelta para saludarlo.
Luego de que Alperovich terminara de leer su discurso, Cristina se paró ante el micrófono, y las barras estallaron en aplausos y cánticos K. Miles de militantes, encolumnados tras dirigentes locales, la esperaban desde hacía varias horas.
La mandataria recordó la gesta de la Independencia y el rol de la Argentina y de la región a lo largo de la historia como productores de materia prima. "Los gobernantes de los pueblos de la América del Sur, que hemos dado batalla en esta década incluyendo a millones de compatriotas, tenemos el deber de mirar lo que está pasando y unir nuestras fuerzas, porque también van ellos (por las potencias mundiales) a querer manejar, como de hecho lo están haciendo, las finanzas", aseveró la jefa del PEN. Y destacó la industrialización en esta zona del continente y del desendeudamiento con el FMI.
A favor del modelo
Cristina aseguró que hasta 2003 Tucumán era conocida como "la capital de la desnutrición". Por ello, remarcó la labor de Alperovich y mencionó indicadores sociales favorables. "Quiero decirles desde esta capital de la Independencia argentina, que así como no va haber trabajadores independientes en un país dependiente, tampoco va a haber grandes empresarios ni grandes financistas si no logramos sostener el modelo", reafirmó.
Luego, insistió con la necesidad de reformar el sistema de selección de jueces, y puso a Trimarco como estandarte de esta iniciativa. "Que nadie me venga a hablar de seguridad si antes no me habla de reforma de la Justicia", expresó.
Cristina cerró con una frase que dejó a varios oficialistas descolocados. "Soy una militante peronista de toda la vida. No salí de un repollo, no cambié de un partido al otro, siempre estuve en el mismo lugar", lanzó. Si el "palo" era contra Sergio Massa, intendente de Tigre y posible rival del kirchnerismo en 2015, antes rebotó en varios de los políticos que estaban junto a ella. Alperovich y Rojkés, ex radicales, y Boudou, ex Ucedé, no festejaron con demasiado énfasis la chicana.