30 Julio 2013
RESTRICCIONES. El Gobierno necesita captar la mayor cantidad de dólares posibles. LA GACETA
BUENOS AIRES.- El Gobierno nacional está dispuesto a mantener el cepo cambiario, a no realizar ninguna modificación brusca en el tipo de cambio, y a postergar modificaciones en Ganancias, según informó Elcronista.com. En primer lugar, porque considera que el dólar tal como está no complica a los industriales para producir, ya que pueden importar insumos al dólar oficial ($ 5,50 por cada unidad de moneda estadounidense de acuerdo al cierre de ayer), y en segundo término porque una devaluación siempre la terminan pagando los asalariados.
Para el Gobierno, una devaluación del peso es repetir la historia argentina de transferir ganancias a los empresarios y pérdidas a los trabajadores. Una modificación real del tipo de cambio hoy se volcaría al consumo. En este sentido, desde la Rosada están convencidos que el problema está en la falta de inversiones.
De todos modos, la queja de los empresarios no siempre tiene que ver con la necesidad de destrabar importaciones, como cree el Gobierno, sino en que los aumentos de costos por inflación están diezmando la competitividad, remarca la publicación. Una muestra de ello es la caída en el superávit comercial. Si bien sigue siendo positivo, la Argentina tiene balanza negativa con 29 países, mientras que en 2009 lo tenía con 23. Tal situación se da a pesar de las trabas a las importaciones de los productos terminados, una política que el Gobierno privilegia porque asegura que protege a la industria local y por ende las fuentes de trabajo. En ese contexto, el cepo a la compra de dólares parece tener una vida más larga de la estimada en un principio. Es que la falta de dólares se puede acrecentar si es que el actual precio de la soja sigue cayendo. De hecho, los contratos a futuro con vencimiento en noviembre se están negociando a u$s 130 menos que hace un año, lo que implica una caída de 22% con respecto a lo que se pagaba por el commodity hace 12 meses (ver pag. 5).
Con respecto a la modificación en el piso de Ganancias, el Gobierno considera que está muy lejos de ser un impuesto regresivo (en teoría no lo es; sí lo es el IVA, por ejemplo) pero también entiende que hoy impacta en el bolsillo de los trabajadores. De todos modos, no parece tener armas sencillas para poder modificarlo. El dilema que tiene hoy Economía está atado a ver de dónde saca el dinero que perdería si se sube el piso desde el cual los trabajadores pagan Ganancias. Gravar la renta financiera puede ser una solución pero también un problema, si la aplicación termina dando como resultado una fuga de depósitos del sistema bancario.
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