15 Agosto 2013
MOSCÚ.- Después del tsunami que supuso la aparición del jamaicano Usain Bolt y sus estratosféricos récords en el sprint, el atletismo empieza a plantearse si no está abusando de su gran superestrella.
"¿Tiene la sensación de que hay demasiado Bolt?", le preguntaron al legendario Edwin Moses, rey durante años de los 400 metros vallas. "En los últimos cinco años se está poniendo mucha atención en una sola persona", dijo el estadounidense de 57 años, hoy presidente de la Agencia Antidoping de EE.UU. "En nuestra época, había decenas de estrellas dando vueltas por el mundo y los estadios estaban llenos", añadió.
Las tribunas del estadio Luzhniki de Moscú no se llenaron ni siquiera el día de la gran final de los 100 metros. Hace dos años en Daegu, el público también fue esquivo.
"Creo que esta falta de fans tiene que ver con el poco conocimiento que la gente tiene de los atletas", advirtió Moses. "Pero no es culpa de Bolt. El es un superatleta y hace su trabajo".
Bolt explotó mediáticamente en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Su actitud desenfadada y juvenil y sus declaraciones bravuconas y descaradas le ganaron rápidamente la simpatía de miles de personas, que se acercaron al personaje sin ser fans del atletismo. La duda que tienen algunos es si el magnetismo del "relámpago" generó nuevos aficionados o si la luz que irradia impide que se pueda ver al resto de atletas.
"Es una buena competición lo que sostendrá al deporte, no una persona. Y la IAAF promociona solo a un hombre", aseguró el estadounidense Maurice Greene, ex plusmarquista mundial de los 100 metros.
Mañana, el público decidirá si ya ha tenido demasiado Bolt en las "semis" de 200 metros.
"¿Tiene la sensación de que hay demasiado Bolt?", le preguntaron al legendario Edwin Moses, rey durante años de los 400 metros vallas. "En los últimos cinco años se está poniendo mucha atención en una sola persona", dijo el estadounidense de 57 años, hoy presidente de la Agencia Antidoping de EE.UU. "En nuestra época, había decenas de estrellas dando vueltas por el mundo y los estadios estaban llenos", añadió.
Las tribunas del estadio Luzhniki de Moscú no se llenaron ni siquiera el día de la gran final de los 100 metros. Hace dos años en Daegu, el público también fue esquivo.
"Creo que esta falta de fans tiene que ver con el poco conocimiento que la gente tiene de los atletas", advirtió Moses. "Pero no es culpa de Bolt. El es un superatleta y hace su trabajo".
Bolt explotó mediáticamente en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Su actitud desenfadada y juvenil y sus declaraciones bravuconas y descaradas le ganaron rápidamente la simpatía de miles de personas, que se acercaron al personaje sin ser fans del atletismo. La duda que tienen algunos es si el magnetismo del "relámpago" generó nuevos aficionados o si la luz que irradia impide que se pueda ver al resto de atletas.
"Es una buena competición lo que sostendrá al deporte, no una persona. Y la IAAF promociona solo a un hombre", aseguró el estadounidense Maurice Greene, ex plusmarquista mundial de los 100 metros.
Mañana, el público decidirá si ya ha tenido demasiado Bolt en las "semis" de 200 metros.
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