Una testigo sobre el ex Arsenal: "o morías o te hacían ayudarlos"

S.A. fue acusada de colaborar con represores

16 Agosto 2013
Los abogados querellantes y el fiscal Leopoldo Peralta Palma habían puesto muchas expectativas en el testimonio de S.A. una mujer que estuvo detenida durante la última dictadura militar y que permaneció un año y cinco meses en cautiverio en el ex arsenal Miguel de Azcúenaga.

S.A. -cuyo nombre se preserva de acuerdo al protocolo fijado para la protección de testigos que hayan sido víctimas de delitos de índole sexual- nació en Libertador General San Martín (Jujuy). Ayer, ante los jueces que llevan adelante la megacausa "Arsenales II-Jefatura II", brindó precisiones acerca de las personas que integraban el grupo de tareas civil conocido como "la patota", pero también de los "torturadores" y de los guardias que quedaban a cargo de los detenidos cuando se retiraban "los de inteligencia". También describió el interior del campo de exterminio del Arsenal Miguel de Azcuénaga, mostrando coincidencias con otras declaraciones testimoniales desarrolladas a lo largo de las más de 50 audiencias desde el inicio del juicio, hace ocho meses.

"Yo vine a la provincia en 1962. En 1976 (con 23 años) estudiaba en la facultad de Arquitectura y me encontraba en el cuarto año de cursado. El 14 de abril de ese año, alrededor de las 0.30, al menos cinco personas ingresaron a la casa en la que vivía, todas ellas encapuchadas y fuertemente armadas. Me trasladaron al Centro Clandestino de Detención que funcionaba en la Escuela de Educación Física, luego al Reformatorio de menores, y finalmente al Arsenal", relató.

Recordó que en el Reformatorio pudo hablar con Ernestina Jackiel, y que recordó que había una mujer embarazada a la que llamaban "panzona", y que -por comentarios que escuchó en ese CCD, ya que se encontraba vendada- supo que un gendarme, al que S.A. se refirió como "el Indio", la sacaba a caminar. No pudo aportar más datos debido a que, según dijo, estaba fuertemente vendada. Sin embargo, también indicó que en el Reformatorio pudo charlar con un cura, al que llamaban "Falucho".

Tras un mes y medio en el Reformatorio, S.A. fue trasladada a la Compañía de Arsenales: "De allí no salías: o morías o te hacían ayudarlos", indicó la testigo.

Ya en el Arsenal, comentó que supo del episodio de la muerte del soldado Toledo Pimentel. "Escuché hablar que lo habían matado ahí dentro, y esa noche se descargaron con los demás detenidos", testificó.

En otra parte del relato, S.A. precisó que en una ocasión fue duramente torturada porque unos gendarmes descubrieron que había logrado enviar unas "esquelas" a su familia, para avisar que se mantenía con vida. En el ex Arsenal conoció a Ana Cantos -hermana de Germán Cantos- y a Freddy Carbonel, todos ellos desaparecidos. También dijo haber visto al doctor Argentino Augier, quien según el expediente de la causa sufrió aberrantes torturas.

En todo momento, la testigo se negó a contestar las preguntas de la querellante Laura Figueroa, que fue quien la acusó con anterioridad de haber colaborado con represores. "Yo soy una sobreviviente, lo prueba el hábeas corpus que presentó mi madre cuando me secuestraron", insistió S.A., y se defendió: dijo que apenas pesaba 38 kilos cuando la liberaron.

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