Por Juan Manuel Montero
20 Agosto 2013
Lucas Fernández fue asesinado. En la madrugada del 30 de marzo de 1996 le pegaron dos tiros en la cabeza. Luego de una larga investigación, la Justicia tucumana, no exenta de polémicas, condenó a Andrés Miguel por el crimen. Pero era inocente. Así lo confirmaron en diciembre de 2006 los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Pasaron 17 años de uno de los crímenes que conmocionó a los tucumanos y que, tal como sucede hoy con Paulina Lebbos, tuvo en el centro de la escena a "los hijos del poder".
En Tucumán tenemos sobrada experiencia en que cuando los casos tocan intereses políticos, económicos o sociales, lo más probable es que queden impunes. Ejemplos: el 11 de abril de 2008 asesinaron a balazos a Marcelo Trejo en barrio El Bosque. Literalmente lo ejecutaron. Se habló de un policía involucrado. Nunca se supo realmente qué pasó.
El sábado 18 de diciembre de 2010 apareció el cuerpo del empresario Jorge Matteucci en un camino vecinal de La Aguadita. Lo había asfixiado con una bolsa. Crimen con tintes mafiosos. No hay pistas de los asesinos.
El 2 de diciembre de 2002, en un camino de Villa Nougués, apareció el cuerpo del contador Carlos Julio Albarracín. El hombre era socio de una financiera y nunca se supo quiénes fueron los homicidas.
El 22 de noviembre de 1992 acribillaron a tiros al empresario Antonio Macaione. Aún hoy no hay acusados del asesinato. Al oficial Juan Salinas lo mataron a balazos mientras hablaba con Ángel "El Mono" Ale, el 30 de enero de 1993.
El 3 de abril de 2002 María de los Ángeles "Marita" Verón salió de su casa rumbo a la Maternidad y desapareció. A esta altura, ¿hace falta decir que la investigación fue un fracaso?
Pero nunca los nombres que se mencionan en una causa estuvieron tan pegados al poder. Aquí se habla del hijo de Alperovich, Gabriel, y de Sergio, el hijo del secretario privado del mandatario, Alberto Kaleñuk, ex jefe de Gendarmería en Tucumán y ex jefe de Policía de la provincia.
¿Donde quedó aquel Alperovich al que le decían "El oso"? Sus abrazos eran dignos de temer. Pero el Alperovich que el domingo de los comicios entró a la Casa de Gobierno ya no era el mismo. Allí, a metros del Salón Blanco, parecía vencido... Su Frente para la Victoria había ganado, pero él y su equipo sentían que habían fracasado ...
Ya no es "El oso" y dejó solos a sus delfines Juan Manzur y Osvaldo Jaldo. Hasta hace un tiempo semejante gesto habría sido imposible. Esta golpeado. Y el golpe vino de la mano que el no esperaba, simplemente porque no la reconoce: la inseguridad en Tucumán. Y ahora le tocaron a su hijo ...
¿Podrá el nuevo fiscal del caso, Diego López Ávila, identificar a los autores del crimen de Paulina? Casi imposible. Todo lo que ahora se dice que se va a hacer ya se anuncio hace años. Cruces telefónicos, careos, pericias de ADN, relevamientos satelitales. Nada se hizo, o nada sirvió.
Después de tanto tiempo la de Paulina Lebbos no es una causa. Es un zafarrancho en el cual los autores se mimetizan. Y sean o no hijos del Poder quienes mataron a la joven, seguirán su vida sabiendo que los protegen. Que la impunidad es su verdadero padre. Y contra eso en Tucumán nadie quiere luchar.
En Tucumán tenemos sobrada experiencia en que cuando los casos tocan intereses políticos, económicos o sociales, lo más probable es que queden impunes. Ejemplos: el 11 de abril de 2008 asesinaron a balazos a Marcelo Trejo en barrio El Bosque. Literalmente lo ejecutaron. Se habló de un policía involucrado. Nunca se supo realmente qué pasó.
El sábado 18 de diciembre de 2010 apareció el cuerpo del empresario Jorge Matteucci en un camino vecinal de La Aguadita. Lo había asfixiado con una bolsa. Crimen con tintes mafiosos. No hay pistas de los asesinos.
El 2 de diciembre de 2002, en un camino de Villa Nougués, apareció el cuerpo del contador Carlos Julio Albarracín. El hombre era socio de una financiera y nunca se supo quiénes fueron los homicidas.
El 22 de noviembre de 1992 acribillaron a tiros al empresario Antonio Macaione. Aún hoy no hay acusados del asesinato. Al oficial Juan Salinas lo mataron a balazos mientras hablaba con Ángel "El Mono" Ale, el 30 de enero de 1993.
El 3 de abril de 2002 María de los Ángeles "Marita" Verón salió de su casa rumbo a la Maternidad y desapareció. A esta altura, ¿hace falta decir que la investigación fue un fracaso?
Pero nunca los nombres que se mencionan en una causa estuvieron tan pegados al poder. Aquí se habla del hijo de Alperovich, Gabriel, y de Sergio, el hijo del secretario privado del mandatario, Alberto Kaleñuk, ex jefe de Gendarmería en Tucumán y ex jefe de Policía de la provincia.
¿Donde quedó aquel Alperovich al que le decían "El oso"? Sus abrazos eran dignos de temer. Pero el Alperovich que el domingo de los comicios entró a la Casa de Gobierno ya no era el mismo. Allí, a metros del Salón Blanco, parecía vencido... Su Frente para la Victoria había ganado, pero él y su equipo sentían que habían fracasado ...
Ya no es "El oso" y dejó solos a sus delfines Juan Manzur y Osvaldo Jaldo. Hasta hace un tiempo semejante gesto habría sido imposible. Esta golpeado. Y el golpe vino de la mano que el no esperaba, simplemente porque no la reconoce: la inseguridad en Tucumán. Y ahora le tocaron a su hijo ...
¿Podrá el nuevo fiscal del caso, Diego López Ávila, identificar a los autores del crimen de Paulina? Casi imposible. Todo lo que ahora se dice que se va a hacer ya se anuncio hace años. Cruces telefónicos, careos, pericias de ADN, relevamientos satelitales. Nada se hizo, o nada sirvió.
Después de tanto tiempo la de Paulina Lebbos no es una causa. Es un zafarrancho en el cual los autores se mimetizan. Y sean o no hijos del Poder quienes mataron a la joven, seguirán su vida sabiendo que los protegen. Que la impunidad es su verdadero padre. Y contra eso en Tucumán nadie quiere luchar.