De la ruta a la montaña

Alvaro Argiró e Ignacio Pereyra son dos especialistas en el llano que desafiaron las irregularidades del Trasmontaña.

De la ruta a la montaña
23 Agosto 2013
Habían pasado varios minutos desde que arribaron a la meta, esa que conquistaron 3.284 bikers. Ellos lo lograron entre esos miles, pero poco les importaba la posición. Su interés por el puesto fue mínimo. Tanto que, cuando pedaleaban por el predio de El Siambón en respuesta al llamado de LG Deportiva por los altoparlantes para que se prestaran a una entrevista, ni se percataron que pasaron a la par de los televisores LCD que exhibían los resultados del Trasmontaña 2013.

Alvaro Argiró e Ignacio Pereyra no sonreían por el puesto 58 en Elite. Menos el tucumano y el santiagueño iban a estar felices por la ubicación 246 en la general del rally por parejas.

Es que ellos son especialistas en el ciclismo de ruta, pero el llamado que hace desde la montaña la pasión de ser biker se escucha en todos los lugares donde alguna bici está rodando.

"Conseguir una determinada posición no era el objetivo. Queríamos complementar bien lo que siempre hacemos juntos en el ciclismo de ruta", explicó Pereyra. Para Argiró, explorar los cerros tucumanos en bicicleta, ya era una cuestión personal. "Es una carrera muy tucumana, era una obligación correrla. Pude cumplir la promesa que hice hace un par de años y largué mi primer Trasmontaña", exclamó el mejor ciclista de ruta que tiene estas tierras.

Si bien el rostro de Argiró estaba exultante, dio un poco de paso al lamento de ser su primera vez en 20 años de historia. "Era una carrera que ya la tenía que correr. Soy tucumano y uno se siente orgulloso porque es la gran competencia que tiene en su tierra", destacó el campeón de la Vuelta de Mendoza 2010.

La insistencia de Pereyra terminó de impulsar la voluntad de Argiró. El santiagueño sabía que era una buena prueba para un período en que los "ruteros" están a la espera de temperaturas más acordes para la competencia.

El integrante de la selección nacional de ciclismo ya había participado en otros Trasmontaña, así que era consciente que a su compañero le iba a costar la adaptación por primera vez. "No pude acomodarme en ningún momento de la carrera", reconoció Argiró. "Pasar del ciclismo de ruta al mountain bike es más difícil porque no hay succión, no vamos rueda a rueda; no hay ayuda tan sencilla para el compañero", agregó Pereyra.

Y aunque la dificultad iba en ascenso como el mismo cerro que desafió, Argiró quedó maravillado por las impresiones, muy opuestas, que tuvo. "Cuando iba bajando pensaba: 'el año que viene me preparo y los mato'. Y otras, cuando iba subiendo, pensaba: 'no vuelvo más'. Son sensaciones que sólo se viven en este tipo de deportes y eso es lo lindo de estas actividades que te hacen tocar fondo", explicó sonriente.

A Pereyra también le gusta eso de ir de un extremo a otro. Si bien él comenzó con el mountain bike, el santiagueño se quedó con la bicicleta de ruta porque con ella las vivencias son más extremas para su gusto. "En la ruta están también las variantes de subidas, bajadas y complicaciones, pero hay ese nerviosismo de definir por un centímetro la carrera, que no pasa muchas veces en el mountain. En la ruta está eso de no saber quién ganará hasta último minuto. Son dos cosas distintas y las dos tienen su parte emocional", detalló Pereyra.

Con esa actitud, el ciclista intenta no perderse el Trasmontaña que le aporta un extra de motivación que lo traslada a la ruta. "Es una carrera diferente: se corre por pareja, te lleva a todos los extremos y siempre está presente la amistad, más allá del objetivo que puede ser disfrutar o ganar. Es algo que no viví en otras partes. Para mí, es una competencia única", calificó Pereyra.

La montaña llama. Argiró y Pereyra la escucharon, no dudaron en responder y, mucho menos, lo lamentaron.

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