"Arsenales me atormentará toda mi vida"

A partir del 10 de octubre comenzarán los alegatos en la causa Arsenales II - Jefatura II

24 Agosto 2013
Con 62 audiencias consumadas y más de 300 testigos que pasaron por el estrado, el Tribunal al frente de la Megacausa Arsenales II-Jefatura II ya definió el cronograma para las audiencias testimoniales restantes y el comienzo de los alegatos (el 10 de octubre), confirmando que el proceso ya se encuentra sobre el trecho final.

En la jornada de ayer declaró Baltazar Acuña, por medio de una videoconferencia desde Buenos Aires. Acuña indicó que fue secuestrado ilegítimamente por primera vez a mediados de junio de 1977, desde la Terminal de Ómnibus.

"Alrededor de las 10 fui a la terminal a retirar un paquete con los diarios del Partido Comunista, en el que militaba en ese entonces, de la ventanilla de la empresa Chevallier", inició su relato la víctima.

El testigo contó que allí se encontró con sus captores, todos vestidos de civil, que le preguntaron si era el encargado de prensa del partido. Tras una parada, su destino fue el Arsenal Miguel de Azcuénaga, donde permanecería tres meses de cautiverio.

"Allí viví el infierno. Me torturaron con la picana en todo el cuerpo, y me golpearon a diestra y siniestra. Trataba de no espiar bajo la venda, pensaba que no ver nada podía ayudarme a salir del horror", indicó el testigo. Contó que le preguntaban por el jefe de prensa del partido. En ese campo de exterminio el testigo pudo reconocer a María Jiménez, ex decana de la Universidad Tecnológica, quien era obligada a servir de partera, y atendió al menos tres partos dentro del CCD, según relató. En septiembre de ese año Acuña fue liberado, aunque sufriría otro secuestro en 1980, por 22 días.

El segundo testimonio de la audiencia fue el de Andres Héctor Lorenzo Lerma, mediante la lectura de una declaración anterior, ya que actualmente vive en Costa Rica. El testimonio brindó una detallada descripción de las torturas y de los manejos que regían la metodología de la represión en el CCD de Arsenales.

Contó que había dos turnos de torturas, uno por la mañana y otro luego de las 18. Indicó con claridad la distribución del complejo y los sectores lindantes. Estuvo tres meses secuestrado en ese CCD en la segunda mitad de 1976.

Lerma sufrió la fractura de sus costillas, tuvo laceraciones en sus pies que se le infectaron por caminar descalzo sobre basuras y sobre el excremento de los detenidos. Cuando fue liberado no pudo caminar por semanas, a causa del pus contenido en las heridas de sus pies. "Todavía me persiguen los gritos durante las torturas en Arsenales, ese recuerdo me atormentará toda mi vida", finalizó.

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