03 Septiembre 2013
JURA SER INOCENTE. "No tengo nada que ver", declaró ayer el taxista. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI
El crimen de Ester Rodríguez había conmocionado a los tucumanos en 2011. La jubilada de 84 años abordó un taxi en Crisóstomo Alvarez al 900 luego de cobrar su jubilación, el 25 de febrero de ese año. Su cuerpo fue hallado cuatro días más tarde en un camino vecinal de El Cadillal. Ayer, el chofer del auto que tomó la víctima en la puerta del banco comenzó a ser juzgado por homicidio en ocasión de robo.
Eduardo Manuel Morales escuchó la acusación que le formuló el fiscal de Instrucción Guillermo Herrera. La secretaria de la Sala VI de la Cámara Penal, Verónica López Cisneros, leyó los fundamentos por los que el taxista lleva dos años y cinco meses en la cárcel de Villa Urquiza. El acusado le dijo a la presidenta del tribunal, Stella Maris Arce, que llevó a Rodríguez desde la puerta del banco "Superville" hasta Catamarca y Córdoba. "Me pagó con $ 10 y se bajó. Me dijeron que soy la última persona que la vio con vida, pero no tengo nada que ver", aseguró Morales.
Cámaras y testigos
Rodríguez había cobrado esa mañana $ 2.690 de jubilación. Las cámaras de seguridad de una de las entidades bancarias que se encuentran en esa cuadra captó cuando la mujer abordó el taxi que conducía Morales, a las 9.43.
Cuando encontraron su cuerpo en El Cadillal, tenía al lado la correa de la cartera, lo que demostraría que forcejeó con su ladrón. La autopsia, posteriormente, determinó que murió luego de sufrir un ACV, probablemente por la tensa situación que vivió.
Los ocupantes de una traffic, por su parte, declararon durante la instrucción que vieron a un taxi salir de un camino vecinal de El Cadillal, sin ocupantes. Describieron las calcomanías que tenía el Renault 19 y el número de licencia.
Aunque ese dato no coincidía con el registro del Sutrappa, los investigadores redujeron las posibilidades a dos vehículos. Así llegaron a Morales. "Sé que el fiscal tiene la obligación de tener a alguien preso, pero quiero que se ponga las manos en el corazón porque no tengo nada que ver", insistió el taxista.
La audiencia se reanudará el lunes a las 9.
Cámaras y testigos
Rodríguez había cobrado esa mañana $ 2.690 de jubilación. Las cámaras de seguridad de una de las entidades bancarias que se encuentran en esa cuadra captó cuando la mujer abordó el taxi que conducía Morales, a las 9.43.
Cuando encontraron su cuerpo en El Cadillal, tenía al lado la correa de la cartera, lo que demostraría que forcejeó con su ladrón. La autopsia, posteriormente, determinó que murió luego de sufrir un ACV, probablemente por la tensa situación que vivió.
Los ocupantes de una traffic, por su parte, declararon durante la instrucción que vieron a un taxi salir de un camino vecinal de El Cadillal, sin ocupantes. Describieron las calcomanías que tenía el Renault 19 y el número de licencia.
Aunque ese dato no coincidía con el registro del Sutrappa, los investigadores redujeron las posibilidades a dos vehículos. Así llegaron a Morales. "Sé que el fiscal tiene la obligación de tener a alguien preso, pero quiero que se ponga las manos en el corazón porque no tengo nada que ver", insistió el taxista.
La audiencia se reanudará el lunes a las 9.