Una historia de amor entre dos malevos decadentes

Se estrena esta noche la coproducción del Alberdi y el Cervantes. Un director porteño fascinado con Tucumán y con sus actores

SE ABRE EL TELÓN. Una de las primeras escenas muestra a Guerrero (al fondo) y a Véliz (adelante), sentados. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA  SE ABRE EL TELÓN. Una de las primeras escenas muestra a Guerrero (al fondo) y a Véliz (adelante), sentados. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA
06 Septiembre 2013

"¡Ay, Jesú!". El suspiro de Guido Guerrero retumba en la platea desierta del teatro Alberdi, frente a la cual los actores de "El ocaso del Malevo" se disponen a hacer uno de los últimos ensayos antes del estreno. El elenco se mueve de un lado a otro del escenario: revisa que la utilería esté correctamente distribuida, cuida que las botellas tengan líquido y se deja arreglar chaquetas y polleras por la asistente de vestuario y escenografía, Marina Apollonio. Las piernas eternas, forradas en unas sensuales bucaneras negras, de Carmina Pérez Belloti -única actriz del grupo- riñen la atención con el histrionismo de Guerrero, quien con voz impostada, de locutor, anuncia a los circunstanciales espectadores (tres periodistas) que el piercing que lleva en la oreja no tiene nada que ver con su personaje.

"El ocaso del malevo" es una obra que encierra y fusiona otras dos: "La ñata contra el libro", de Roberto Cossa, y "Sainete con variaciones", de Francisco Urondo. No es una representación más, sino que se trata de una coproducción entre el Alberdi y el Teatro Nacional Cervantes en el marco del Programa Federal, un proyecto que busca federalizar la cultura y fortalecer el quehacer teatral del país. Así, actores, vestuaristas y escenógrafos tucumanos son dirigidos por el porteño Mariano Moro, que está instalado aquí hace dos meses. "Estoy muy enamorado de esta provincia, de los lapachos florecidos, del aroma a azahares. Tuve la suerte de venir en invierno, porque la gente me cuentan que más adelante se quiere matar por el calor", cuenta Moro, entre risas.

- ¿De qué se tratan ambas obras y cómo las fusionó?

- "La ñata contra el libro" es una broma, un grotesco que se burla de la decadencia del tango en los 60. "Sainete con variaciones" también es un grotesco con una fuerte carga ideológica propia de los 60 y del militante político que era Urondo. Lo que me permitió hacer una de estas dos obras fue haber encontrado la manera en que los personajes de una sean los mismos que de la otra, con un paso de siete años en el medio. Entonces, en la segunda parte, vemos a los personajes en una situación diferente, con cambios que podemos inferir. En la primera situación estamos en la mente del protagonista: es alguien que quiere ganar un concurso de letras de tango y, para eso, evoca situaciones que ha vivido o que imagina. En cambio, Urondo plantea el escenario de una milonga muy extraña en la que se encuentran todos los personajes y en la que sucede algo aberrante. También hay una historia de amor entre dos personajes que al principio no quieren reconocer que se aman, y luego se verá cómo eso les marcó sus vidas.

- ¿Es una historia de amor entre dos hombres?

- Sí. Cossa narra que el sueño del chico que quiere ganar el concurso es poner un bulín con un amigo, ganar plata para irse a vivir con él. Pero cuando le cuenta este proyecto, el amigo le contesta que se va a casar, lo que provoca el derrumbe del protagonista. En los 60 eso tal vez quedaba ahí, pero cuando uno lo lee ahora, entiende que está enamorado. Si no, ¿por qué le va a importar tanto? Ahora somos menos inocentes en la lectura de ciertas situaciones.

- Es un tema muy actual o que, al menos, está muy manifestado.

- Sí. Ahora uno lo ve en los términos de hoy en día, pero es interesante trasladarse a esos años y ver qué distinto se lo trataba en esa época. En la obra podemos repasar no sólo eso, sino también otros temas como la situación social y las expectativas que entonces había sobre el país. Uno sabe ahora lo que ocurrió, pero en esa época todo se estaba cocinando. Había mucha declamación y efervescencia en torno a lo político, pero la intimidad de las personas estaba más tapada.

- ¿Cómo explicaría la importancia de esta iniciativa conjunta entre el Alberdi y el Cervantes?

- Confío mucho en la calidad de lo que presentaremos, aunque eso lo tiene que decidir el espectador. Además, todo lo que sea federal es importante porque nuestro federalismo es muy cojo, creo que la república federal ha sido un fracaso atrás de otro, y hay un solo Teatro Nacional, que no siempre ha hecho estas cosas. Yo, como porteño, tengo la oportunidad de venir aquí, elegir a los actores y contratarlos, y que esto que haremos vaya después a Buenos Aires para que allá lo puedan ver con la difusión que tiene el Cervantes.

- ¿Cómo calificaría la calidad actoral tucumana?

- Los actores tucumanos son maravillosos; si estuviera en Buenos Aires, querría trabajar con ellos. La calidad actoral local es sobresaliente, y no estoy haciendo demagogia al decir esto. Eso tiene que ver con que aquí había una carrera universitaria de teatro y un Teatro Estable cuando en ningún otro lugar había. También con que hay teatros funcionando y muchísima producción independiente, algo muy infrecuente en las provincias argentinas. Me llama mucho la atención la vida cultural tucumana, que haya un Ballet Estable y otro Contemporáneo, que haya orquestas y coros, que se presente una ópera como Nabucco...

- Generalmente la mística del arrabal está relacionada con lo porteño, ¿fue difícil para los tucumanos representarla?

- Confieso que me asusté cuando en el Cervantes me dieron la obra que debía adaptar. Dije "están locos" porque tanto las historias como los personajes son muy porteños. Por suerte, tengo la impresión de que acá lo que más quieren de Buenos Aires es el tango; la gente ama ese género y lo tiene muy incorporado. Además, esta es la oportunidad para que los tucumanos usen su histrionismo y se burlen de lo porteño, en el sentido de que los autores de estas obras se están burlando de los estereotipos del tango. Le da una dimensión más rica, más linda, que sean tucumanos y no porteños los que estén jugando a ser estos malevos en decadencia.

Antes de llegar a Buenos Aires, "El ocaso del malevo" girará por el interior de la provincia. Completan su elenco Nelson González, Gonzalo Véliz, Sebastián Finkelstein y Claudio Coronel.



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