Efectividad, disciplina y un scrum impecable

Si lo de Mendoza fue bueno, lo de Hamilton fue todavía mejor. Sí, Los Pumas volvieron a perder, para beneplácito de los resultadistas, pero detrás de ese 28-13 (perder por solo 15 puntos en la casa del mejor equipo del mundo siempre será un negoción), se descubre uno de los más altos rendimientos del equipo argentino.

Lo mejor fue sin dudas el scrum, formación en la que se sometió al 15 local. Por otra parte, por fin se logró separar la solidez defensiva de la indisciplina. Pese a que Los Pumas defendieron la mayor parte del partido, cometieron solo nueve penales. En cuanto a individualidades, la rompieron Pablo Matera, Juan Figallo, Juan Manuel Leguizamón y Gonzalo Camacho.

Lo malo: el line, terrorífico, fue un talón de Aquiles que debe ser revisado. Y también colaboraron al resultado la (innecesaria) amarilla de Guiñazú y la displicencia de Landajo en esos dos kicks que le taparon. Errores como esos, en este nivel, son condenatorios.

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