Una visita con el recuerdo de Tomás Eloy Martínez

Ezequiel Martínez, hijo del escritor, albacea de su obra y presidente de la Fundación TEM recorrió la redacción de LA GACETA.

UNA RELACIÓN ESPECIAL. Ezequiel en el despacho de Daniel Dessein, amigo entrañable de su padre. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL UNA RELACIÓN ESPECIAL. Ezequiel en el despacho de Daniel Dessein, amigo entrañable de su padre. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
15 Septiembre 2013
"Conocer la redacción en la que mi padre inició su carrera es realmente mágico. Muy difícil de explicar". Ezequiel Martínez, uno de los siete hijos del escritor tucumano Tomás Eloy Martínez, se siente orgulloso de su herencia, aunque confiesa que nunca había tenido la posibilidad de conocer por dentro la redacción de LA GACETA. "Hace más de diez años que no vengo a Tucumán. Y ahora, que vine para un evento familiar, quise cumplir con esa asignatura pendiente", dice.

Ezequiel también heredó de su padre la pasión por el periodismo (es editor de la revista Ñ). Tal vez por eso, el autor de "Santa Evita" y de "La novela de Perón", lo nombró albacea de su obra y le encomendó la tarea de crear una fundación para promover la literatura y el periodismo latinoamericano, en especial aquel que están haciendo -o están por hacer- los más jóvenes. "Yo soy el presidente, pero el resto de mis hermanos también integran la comisión directiva", cuenta.

Locuaz y con esa curiosidad incesante propia de los periodistas, Ezequiel recorrió la redacción, visitó el pequeño museo del segundo piso y se detuvo en el archivo para conocer detalles del proceso de digitalización que el diario lleva adelante. "La riqueza histórica que hay aquí es enorme y vale la pena todo esfuerzo para preservarla", señala. Y lo dice por experiencia propia ya que a él mismo le tocó catalogar todo ese legado que le dejó su padre y que hoy integra el archivo de la Fundación TEM (www.fundaciontem.org)

En el segundo piso, Ezequiel se detuvo especialmente en el despacho que perteneció al director de LA GACETA Literaria, Daniel Alberto Dessein. "Mi padre sentía un gran afecto por él. Eran amigos entrañables. En la fundación, incluso, hay cartas de ambos y hasta una foto en la que los dos aparecen sentados justamente en ese sillón", dice mientras señala el sofá de madera de la oficina.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios