"Ahí estábamos tirados, mi hijo de 14 años y yo. Un poco más allá, colgaba el cuerpo de una mujer, se desangraba... estos criminales la habían abierto desde la garganta hasta la vagina". La escena graficada por Luis Alberto Gallardo estremeció a todos. La víctima de la megacausa "Arsenales II-Jefatura II" participó ayer de una inspección ocular en la escuela "Diego de Rojas", conocida como "Escuelita de Famaillá", en el sur provincial. Ese edificio albergó uno de los primeros centros de detención y tortura del país, que habría comenzado a operar en 1975, durante la ocupación militar de la zona por el "Operativo Independencia".
La algarabía de los alumnos abandonó durante algunas horas la galería y las aulas para dar lugar a los recuerdos del horror.
Los jueces del Tribunal Oral Federal, los sobrevivientes y las partes observaron las instalaciones.
Las dos víctimas citadas eran Gallardo (estuvo allí en agosto de 1975) y Juan Fote (arrestado ilegalmente en abril de 1975). Otros sobrevivientes, sin embargo, se ofrecieron espontáneamente a aportar sus experiencias en pleno desarrollo del acto judicial.
Tanto Gallardo como Fote reconocieron el sitio. Relataron que los secuestrados estaban tendidos de a veintenas en las galerías o en algunas aulas. Identificaron dos de estas últimas como las salas de tortura. Gallardo, que estuvo al aire libre, señaló un escritorio en una de esas habitaciones y describió que allí había un camastro de metal en el que aplicaban la picana eléctrica. Fote, en tanto, recordó que lo mantuvieron en un aula.
"Cuando me iban a torturar, me arrastraban hasta la última sala. Se me cayó la venda una vez y vi que había muchos cuerpos, mucha gente tirada, no sabías si estaba viva o muerta", se desahogó Teresa - secuestrada en mayo de 1975-, quien ya había declarado en el proceso oral porque estuvo en la Jefatura. Había seguido la visita de cerca. Contó que estaba embarazada y que la amenazaban con arrancarle su bebé "a patadas". Describió el derrotero que cumplió hasta terminar en el penal de Villa Devoto (Buenos Aires). Luego, aliviada, estalló en llanto.
Hoy será el último día de clase en el edificio que ocupó "La Escuelita", según los directivos. Desde el lunes, el sitio de memoria será preservado y los niños pasarán al nuevo local, que fue inaugurado en junio por la Presidenta, Cristina Fernández, a dos cuadras del lugar.
Antes, se habían recorrido dos centros de detención más. El primero había sido la comisaría de Monteros. Los presos comunes fueron desalojados para que la delegación siguiera los relatos de Elisa Medina (detenida en mayo de 1976) y Fidel Correa (secuestrado en noviembre de 1977). Medina describió que la primera noche fue torturada: "me colgaron de un ventiluz, me echaron agua y me quemaron con cigarrillos". Si bien ambos entraron por diferentes ingresos, pudieron ubicar el resto de los espacios. También un calabozo común, derruido, oscuro y mugriento, que es donde están los detenidos actualmente.
El segundo había sido la base militar del ex Ingenio Nueva Baviera (Famaillá). Carlos Soldati (secuestrado en septiembre de 1976) relató que estuvo en el lugar, del que quedan ruinas. Describió que en una oportunidad lo llevaron a una sala con un mesón cubierto de azulejos. Medina coincidió en el detalle. Se cree que se trataba del laboratorio de la fábrica.
El fiscal Patricio Rovira afirmó que la "Escuelita" "fue el tubo de ensayo" de la metodología represiva que se aplicó después en el país. Con respecto a los otros dos centros, detalló que, de acuerdo con la instrucción, eran los primeros lugares adonde eran llevados los secuestrados. "Se hacía el ablande o primera inteligencia. Los reglamentos de esa materia señalan que las primeras horas para toda investigación son cruciales. Por ello, los detenidos eran sometidos a una fuerte tortura, para extraer mayor información y poder salir a detener otras personas", concluyó.