Tras dos votaciones, la UNT tuvo rector

El radical Rodolfo Campero superó a Eugenio Virla en la elección de rector normalizador de la casa de altos estudios. Una polémica zanjada por la Justicia Federal.

El abrupto final de la gestión del rector normalizador de la UNT, Luis Salinas, no perturbó al ministro de Educación, Carlos Alconada Aramburú. El 18 de mayo de 1984 anunció que Eugenio Flavio Virla lo sustituía. Al mismo tiempo, negó que hubieran existido presiones para desplazar a Salinas. Se evaluó la política universitaria global, con una conclusión negativa.

Virla no era un hombre extraño a la vida universitaria, ya que había ocupado el rectorado entre 1957-58 (por renuncia del entonces interventor Gerardo Peña Guzmán): entre 1958-62, y desde 1962 hasta el golpe de Estado de junio de 1966. Por otra parte, había sido cesanteado de su cátedra universitaria en 1946.

Que den la cara
Antes de asumir, el flamante funcionario declaró que se había cerrado una etapa en la vida de la UNT.

Esperamos iniciar otra con la colaboración de todos los sectores, expresó. El decreto de designación de Virla fue firmado por Raúl Alfonsín el 30 de mayo.

Virla tomó posesión del cargo el 7 de junio y nombró secretario general de la alta casa de estudios a Julio Prebisch. Inesperadamente enfrentó el reclamo de estudiantes del Departamento de Artes, que abogaban por la continuidad de las autoridades. Les contestó que esperaba la opinión de los profesores. Que den la cara, espetó. Hizo prevalecer su autoridad y nombró directora interina a Myriam Holgado. Antes, habían pasado por la función María Eugenia Aybar de Moreno Campos (1982-83) y Mirtha Chambeaud de González (ciclo de Salinas). A Holgado, finalmente, la sucedió Carlos María Navarro.

Premisas y roces
La universidad no debe ser un ente aislado de la realidad social, planteó el rector. La brecha tecnológica que separaba al país del mundo occidental y de Japón preocupaba al ingeniero. La estrechez presupuestaria era otra cuestión que condicionaba la tarea del normalizador. Con todo, la atmósfera empezó a politizarse. Franja Morada jugaba a capitalizar el consenso ganado por la UCR con el triunfo del alfonsinismo.

La carrera empezó con la decisión tomada por el consejo superior en agosto de 1985 de normalizar la UNT dentro de un plazo de 120 días. La puja se entablaba con perfiles diferentes dentro del estamento de docentes.

Las primeras evaluaciones proselitistas de 1986 no favorecían a Virla. Franja Morada censuró la tarea de Virla y desde otras corrientes estudiantiles se enjuiciaba ásperamente al normalizador. Los profesores titulares que habían sido designados en sus cargos de titulares después de 1976 en virtud de ganar concursos celebrados antes de esa fecha, no podían participar de la elección de consejeros titulares. Se les aplicaba la ley Stubrin. Acudieron a la Justicia Federal para impugnar la constitucionalidad de esa norma. La demanda fue rechazada por cuestiones procesales. Feput planteó, a su vez, que el modo de votación favorecía la conformación de listas por amiguismo.Doble vuelta

Se postulaban para el rectorado Florencio Aceñolaza, Pedro Wenceslao Lobo, Rodolfo Campero y Virla, en los sondeos previos. El 3 de abril se dio la votación clave, en la que confrontaron Campero y Virla.

En una segunda votación, Campero derrotó a su rival por 58 votos a 43. En la UCR, en tanto, en la convención provincial se atacó a la conducción por no haber avalado al radical Campero. Este asumió el rectorado 16 de abril de 1986.

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