17 Octubre 2013
CREDIBILIDAD DAÑADA. Obama dijo que el "shutdown" alentó a los enemigos y deprimió a los amigos de Estados Unidos. REUTERS
WASHINGTON, Estados Unidos.- El suspiro de alivio se extendió por Washington y las capitales de todo el mundo: el acuerdo aprobado in extremis en el Congreso de Estados Unidos permitió evitar un default de catastróficas consecuencias globales, así como la reapertura del gobierno federal. Cientos de miles de funcionarios regresaron hoy a sus puestos de trabajo, por primera vez en más de dos semanas.
El presidente, Barack Obama, llamó esta mañana a reflexionar sobre lo sucedido desde que empezó el "shutdown", y lo atribuyó a ciertos sectores que se dedican a hacer "politiquería".
"Hay algunos miembros que querían el cese de operaciones administrativas del gobierno", insistió. A ellos les dedicó a los republicanos un mensaje "a lo Cristina": "Si no les gusta una política o un presidente, discutan, ganen una elección, hagan presión, pero no quebranten lo que vienen haciendo nuestros antepasados", expresó el mandatario, con un evidente tono de enojo.
"No ha ningún ganador", advirtió casi en el inicio de su conferencia, para advertir luego que "las últimas semanas han dañado a nuestra economía". El análisis, a tono con los de la prensa en general, también hizo foco en la gente: "No me sorprende que la gente esté harta de Washington", disparó.
Según había adelantado el propio mandatario esta semana, incluso cuando el acuerdo presupuestario seguía estando en duda, la próxima batalla está ya planteada: la reforma migratoria.
"Una vez logrado (el acuerdo presupuestario), al día siguiente voy a presionar para reclamar un voto por la reforma migratoria", prometió Obama en entrevista con una emisora local hispana. Y así lo hizo hoy.
"No permitamos que este problema siga pudriéndose otros dos o tres años. Esto puede y debería hacerse antes del fin de este año", instó Obama en su primera alocución pública tras convertir con su firma esta madrugada en ley el acuerdo del Congreso que destrabó la crisis.
La reforma migratoria es una promesa incumplida de la primera campaña de Obama, en 2008, que renovó con especial énfasis tras la victoria que el año pasado le aseguró un segundo mandato gracias en buena parte al decisivo voto hispano.
El presidente, Barack Obama, llamó esta mañana a reflexionar sobre lo sucedido desde que empezó el "shutdown", y lo atribuyó a ciertos sectores que se dedican a hacer "politiquería".
"Hay algunos miembros que querían el cese de operaciones administrativas del gobierno", insistió. A ellos les dedicó a los republicanos un mensaje "a lo Cristina": "Si no les gusta una política o un presidente, discutan, ganen una elección, hagan presión, pero no quebranten lo que vienen haciendo nuestros antepasados", expresó el mandatario, con un evidente tono de enojo.
"No ha ningún ganador", advirtió casi en el inicio de su conferencia, para advertir luego que "las últimas semanas han dañado a nuestra economía". El análisis, a tono con los de la prensa en general, también hizo foco en la gente: "No me sorprende que la gente esté harta de Washington", disparó.
Según había adelantado el propio mandatario esta semana, incluso cuando el acuerdo presupuestario seguía estando en duda, la próxima batalla está ya planteada: la reforma migratoria.
"Una vez logrado (el acuerdo presupuestario), al día siguiente voy a presionar para reclamar un voto por la reforma migratoria", prometió Obama en entrevista con una emisora local hispana. Y así lo hizo hoy.
"No permitamos que este problema siga pudriéndose otros dos o tres años. Esto puede y debería hacerse antes del fin de este año", instó Obama en su primera alocución pública tras convertir con su firma esta madrugada en ley el acuerdo del Congreso que destrabó la crisis.
La reforma migratoria es una promesa incumplida de la primera campaña de Obama, en 2008, que renovó con especial énfasis tras la victoria que el año pasado le aseguró un segundo mandato gracias en buena parte al decisivo voto hispano.
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