Ambulantes quieren un local seguro antes de ser reubicados

Los sindicalistas reconocen que el Gobierno provincial les brindará ayuda por dos años. Los puesteros creen que es un despropósito que el municipio capitalino y la FET impulsen una feria a cielo abierto. Advertencia

OFERTAS POR DOQUIER. En las peatonales, los ambulantes venden calzados, indumentaria y videos. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARáOZ OFERTAS POR DOQUIER. En las peatonales, los ambulantes venden calzados, indumentaria y videos. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARáOZ
09 Noviembre 2013

Mientras se define cuál será el inmueble que alquilarán para abandonar el microcentro, los vendedores ambulantes cuestionaron la iniciativa de la Federación Económica de Tucumán (FET) de habilitar una feria a cielo abierto en el corazón comercial de la capital tucumana. Claudio Robledo, representante de los comerciantes callejeros, afirmó que si el proyecto prospera, se caerá el principio de acuerdo que alcanzaron con el Poder Ejecutivo provincial para levantar sus puestos fijos de calles y peatonales. "Ni la Municipalidad ni el Gobierno deben permitir que se habilite esta feria. Si esto pasa, nosotros volveremos a llenar la calle de ambulantes", advirtió.

Por otro lado, comentó que entre ayer y el jueves enviaron solicitudes para averiguar las condiciones de alquiler de varios edificios ubicados en la zona del microcentro, para cumplir con el principio de acuerdo que alcanzaron durante las negociaciones con el secretario general de la Gobernación, Oscar Bercovich. "No pedimos grandes lujos, sólo queremos que el inmueble esté cerca del microcentro", argumentó. Consultado sobre el modo en que se pagará el alquiler, Robledo afirmó que el Gobierno se comprometió a brindarles asistencia. "Los primeros dos años recibiríamos ayuda estatal. Después nos tendremos que hacer cargo nosotros", explicó .

En las negociaciones con Bercovich, los delegados de los ambulantes surgieron algunos edificios donde podrían instalarse los puesteros para despejar el microcentro. Sin embargo, pese a las solicitudes, Robledo afirmó que aún no tuvieron respuestas. "Hasta que se defina dónde nos ubicaremos, nosotros seguiremos trabajando con poca mercadería", finalizó.

ANALISIS

En la cuenta regresiva

Marcelo Aguaysol - LA GACETA

Cuando se toman decisiones difíciles, el tiempo corre a mayor ritmo que el habitual. Eso deben sentir los funcionarios de la Casa de Gobierno al ver cómo caen las hojas del almanaque de este noviembre que, según el gobernador José Alperovich, debe terminar con la reubicación de los vendedores ambulantes del microcentro.
El plazo propuesto por el mandatario -hasta el viernes que viene- es exiguo si se toma en cuenta que el problema es de vieja data, de décadas. Los vendedores ambulantes no se irán de las peatonales porque allí se concentra el consumo. Saben que en fechas especiales, como las Fiestas de Fin de Año, son las que marcan las diferencias. Las que dejan un capital mínimo para sobrevivir en meses de vacas flacas. El Gobierno está en cuenta regresiva y choca con dos realidades de una misma raíz: de un lado, los puestos callejeros, que siguen montados en el centro más allá del resultado de las negociaciones, y del otro, los comercios que permanecieron cerrados porque Rentas los considera incumplidores, ya sea porque no facturan como corresponde, porque no entregan tickets, o no registran al personal. Ni el Gobierno, ni ambulantes, ni empresarios, ni la Municipalidad hablan de los distribuidores de mercadería. Es verdad, hay ambulantes que adquirieron ese oficio por herencia, pero no menos cierto es que su proliferación forma parte de otro flagelo: la falta de oportunidades laborales, esa que no se observa en las estadísticas públicas.

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