16 Noviembre 2013
SANTIAGO DE CHILE.- Chile está sumida en el período de reflexión de la veda político rumbo a los comicios de mañana, en el que están prohibidas las actividades proselitistas y la difusión de propaganda electoral, al punto que militantes y candidatos parlamentarios retiran personalmente los carteles de la vía pública.
Unos 13 millones de chilenos están habilitados para sufragar para elegir al nuevo mandatario; renovar la totalidad de la Cámara de Diputados (120 miembros) y menos de la mitad del Senado (48 escaños), y a delegados regionales.
Esta será la primera elección general en la que el voto no es obligatorio, por lo cual se estima que la cifra de quienes se presentarían a emitir su sufragio podría rondar los siete millones. Para contrarrestar esa falta de interés, los partidos apelan constantemente para que se vaya a votar. La apatía fue la principal batalla que enfrentaron los nueve candidatos presidenciales, aún antes de la obvia búsqueda del apoyo para cada uno.
La puja se recorta fuertemente entre la ex presidenta, Michelle Bachelet, candidata por la opositora Nueva Mayoría; y la ex ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, postulada por la oficialista Alianza por Chile. Los independientes Franco Parisi y Marco Enríquez-Ominami disputan el tercer lugar, pero tienen esperanza de llegar al segundo.
La dirigente socialista, que aspira a ser la primera persona en ocupar dos veces la Presidencia, tiene una abrumante diferencia a su favor en las encuestas, de unos 30 puntos, que le permiten ilusionarse con ser electa en primera vuelta y no tener que esperar el balotaje del 15 de diciembre.
Las principales rivales en los comicios de mañana, están unidas por la llamada "familia militar", pero separadas por visiones políticas irreconciliables. Ambas son hijas de dos generales de la Fuerza Aérea, entrañables amigos, cuyas vidas transitaron por caminos opuestos a partir del golpe militar que derrocó a Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.
El general Alberto Bachelet fue detenido ese mismo día por ser leal al mandatario socialista y murió seis meses después, víctima de las torturas que le propinaron sus propios compañeros de armas. También su hija y su esposa, Ángela Jeria, fueron arrestadas y torturadas, y debieron exiliarse en la comunista República Democrática Alemana.
Su amigo, el general Fernando Matthei, regresó a Chile en diciembre de 1973 al terminar sus funciones diplomáticas en Londres, y fue destinado a la Academia de Guerra Aérea, el sitio donde estaba arrestado su compañero. No obstante el cargo que ostentaba, Matthei, que luego fue parte de la Junta Militar de Gobierno que encabezó Augusto Pinochet, no tuvo incumbencia en la situación por la atravesaba Bachelet.
Las dos familias se conocieron en 1958 en la base aérea de Cerro Moreno, en el árido norte chileno; sus hijas Michelle y Evelyn (la ex mandataria es dos años mayor que su rival) no fueron ni siquiera compañeras de juego. (DPA-Télam)
Unos 13 millones de chilenos están habilitados para sufragar para elegir al nuevo mandatario; renovar la totalidad de la Cámara de Diputados (120 miembros) y menos de la mitad del Senado (48 escaños), y a delegados regionales.
Esta será la primera elección general en la que el voto no es obligatorio, por lo cual se estima que la cifra de quienes se presentarían a emitir su sufragio podría rondar los siete millones. Para contrarrestar esa falta de interés, los partidos apelan constantemente para que se vaya a votar. La apatía fue la principal batalla que enfrentaron los nueve candidatos presidenciales, aún antes de la obvia búsqueda del apoyo para cada uno.
La puja se recorta fuertemente entre la ex presidenta, Michelle Bachelet, candidata por la opositora Nueva Mayoría; y la ex ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, postulada por la oficialista Alianza por Chile. Los independientes Franco Parisi y Marco Enríquez-Ominami disputan el tercer lugar, pero tienen esperanza de llegar al segundo.
La dirigente socialista, que aspira a ser la primera persona en ocupar dos veces la Presidencia, tiene una abrumante diferencia a su favor en las encuestas, de unos 30 puntos, que le permiten ilusionarse con ser electa en primera vuelta y no tener que esperar el balotaje del 15 de diciembre.
Las principales rivales en los comicios de mañana, están unidas por la llamada "familia militar", pero separadas por visiones políticas irreconciliables. Ambas son hijas de dos generales de la Fuerza Aérea, entrañables amigos, cuyas vidas transitaron por caminos opuestos a partir del golpe militar que derrocó a Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.
El general Alberto Bachelet fue detenido ese mismo día por ser leal al mandatario socialista y murió seis meses después, víctima de las torturas que le propinaron sus propios compañeros de armas. También su hija y su esposa, Ángela Jeria, fueron arrestadas y torturadas, y debieron exiliarse en la comunista República Democrática Alemana.
Su amigo, el general Fernando Matthei, regresó a Chile en diciembre de 1973 al terminar sus funciones diplomáticas en Londres, y fue destinado a la Academia de Guerra Aérea, el sitio donde estaba arrestado su compañero. No obstante el cargo que ostentaba, Matthei, que luego fue parte de la Junta Militar de Gobierno que encabezó Augusto Pinochet, no tuvo incumbencia en la situación por la atravesaba Bachelet.
Las dos familias se conocieron en 1958 en la base aérea de Cerro Moreno, en el árido norte chileno; sus hijas Michelle y Evelyn (la ex mandataria es dos años mayor que su rival) no fueron ni siquiera compañeras de juego. (DPA-Télam)