La alimentación de la embarazada incide en la salud adulta del hijo
Plantean la hipótesis de que la obesidad y la diabetes tengan origen fetal. Aconsejan no cortar en forma precoz la lactancia materna La Administración de Alimentos y Drogas (FDA) de EE.UU. realizó clasificó los medicamentos en distintas categorías, según al nivel de riesgo que tienen para el feto: A- seguros Medicamentos que han sido evaluados durante el embarazo, y son considerados seguros: ácido fólico, vitamina B6, ascórbico, hierro, calcio, potasio y levotiroxina en dosis recetadas. B- No dañarían Medicamentos que se han usado con frecuencia durante el embarazo y parecen no causar defectos congénitos graves u otros daños fetales. Entre estos se incluyen: acetaminofenol, aspartato, corticoides, insulina, amoxicilina, ácido clavulánico, azitromicina e ibuprofeno. Este último no se recomienda después de la semana 32. C- Pueden afectar Son aquellos que poseen mayor probabilidad de causar problemas a la madre o al feto. Esta categoría también incluye medicamentos cuyos estudios de seguridad no concluyeron o no están siendo estudiados en cuanto a su seguridad. Sólo deben ser usados si los beneficios superan a los riesgos. Generalmente, los medicamentos del grupo C vienen con una etiqueta que advierte de estos riesgos. Entre estos se encuentran la proclorperazina, amikacina, atenolol, beclometasona, betametasona, cafeína, carbamazepina, codeína, clonazepam, fluconazol, ketorolac, dexametasona, inmunoglobulina anti RH (D), y la ciproflozacina. D- Tienen riesgos Son medicamentos con riesgos evidentes para el feto, incluyendo el alcohol, acenocumarol, ácido acetilsalicílico (aspirina) diazepam, valproico, litio, fenitoína, y algunos quimioterápicos El ácido acetilsalicílico es un ingrediente común en muchos analgésicos de venta libre. Si es utilizado en el último trimestre puede causar hemorragias graves antes y después del parto, pero es de gran utilidad si durante la gestación el médico necesita anticoagular a una paciente. X- CAUSAN DEFECTOS CONGÉNITOS Son aquellos que han demostrado que causan defectos congénitos y nunca deben ser tomados durante el embarazo. Se incluyen medicamentos para tratar patologías de la piel, isotretinoína, accutane, misoprostol, talidomida, raloxifeno, simvastatina, nandrolona, entre otros.
Prácticamente, nadie discute sobre la importancia que tienen la lactancia materna y el cuidado de la alimentación en los menores de 2 años para que lleguen a ser adultos saludables. En cambio, pocos tienen en cuenta que lo que come la mamá durante la gestación y los nutrientes que recibe el bebé mientras está en el útero son tan -o más- importantes que la etapa que comienza luego del parto.
Los primeros 1.000 días de vida de una persona -que incluyen la concepción y los dos años posteriores al nacimiento- son los que determinarán cómo será su salud en los siguientes 80 años; o en lo que dure su vida.
Los 270 días en el útero
"Dentro de los 1.000 días críticos tenemos los 270 del embarazo. Esta es una etapa muy importante que a veces no la valoramos: la embarazada aumenta sensiblemente el requerimiento de nutrientes y no siempre son cubiertos con la alimentación habitual que ingiere". Tal advertencia realizó el reconocido médico y nutricionista chileno Eduardo Atalah, durante el simposio "Nutrición en los 1.000 días críticos: ¿qué sabemos? ¿Qué hay que revisar?", que finalizó en Buenos Aires, organizado por el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea).
Atalah -que es consultor en Nutrición y Salud Pública del Ministerio de Salud de Chile, y ex presidente de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición- también dio recomendaciones prácticas para las madres sobre el sostenimiento de la lactancia, el correcto y oportuno uso de las fórmulas infantiles y las mejores prácticas en alimentación complementaria.
Desbalance nutricional
Los problemas nutricionales, según Atalah, están relacionados tanto con los déficits como con los excesos en la mujer gestante. El déficit no es un tema tan preocupante en Argentina y Chile. Se refleja en el bajo peso al nacer, el retardo de crecimiento y en una mayor mortalidad perinatal.
Obesidad, diabetes, HTA
"El exceso, en cambio, puede dar lugar a la obesidad y es mucho más relevante por estas latitudes: lleva a fetos demasiados grandes (macrosomía), diabetes e hipertensión materna, mayor cantidad de cesáreas y malformaciones congénitas. Por eso debemos ocuparnos de la nutrición de estos primeros 270 días del embarazo. Debemos preocuparnos por la futura mamá, pero no sólo en términos de evaluación antropométrica, sino también de calidad de la alimentación y de indicadores bioquímicos", subrayó.
El licenciado Sergio Britos, profesor asociado de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina (UBA) y director de Cepea, coincidió con el doctor Atalah en que las medidas más efectivas son las que se basan en el abordaje de la cuestión nutricional bajo la lógica del ciclo vital. "Un ejemplo sería la talla final que alcanzan nuestros niños, y hoy sabemos muy bien que no sólo depende de los factores vinculados a la vida posnatal sino también a factores relacionados con la vida intrauterina".
Atalah y Britos remarcaron que abordar cuestiones como la desnutrición crónica y el crecimiento en talla de los niños implica pensar desde la nutrición de la mujer en edad fértil hasta la lactancia, más el patrón de alimentación complementario a partir de los seis meses.
La obesidad también es un ejemplo del abordaje nutricional desde la lógica del ciclo de vida: la alimentación durante el embarazo y el primer año de vida son determinantes de la salud en la vida adulta y también de la obesidad en los niños.
Vida intrauterina
Miriam Tonietti -especialista en nutrición infantil del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez- presentó estudios que demuestran la importancia del ambiente intrauterino como factor de riesgo a largo plazo para la salud. Y mencionó la hipótesis del origen fetal que tienen las enfermedades no transmisibles en la adultez (como obesidad y diabetes). Es decir que el peso al nacer -algo íntimamente ligado a la alimentación materna- determina la probabilidad de enfermar o no.
El experto chileno presentó la experiencia de su país con un programa alimentario, que distribuye leche fortificada con hierro a los menores de 2 años. Estudios demostraron su eficacia: la prevalencia de anemia entre los chicos que reciben la leche fortificada es del 5,5%, porcentaje que llega al 30% entre quienes toman leche sin fortificar. "Todavía seguimos en deuda, pero estamos mejor que el resto de los países de América latina", informó Atalah.
En la Argentina
En nuestro país hay una mala práctica de lactancia materna (a los seis meses, el 30% de los bebés ya no toma pecho) y una pobre introducción de alimentos complementarios a partir del sexto mes. De ahí que la presencia de anemia sea del 30% en los menores de 2 años. "Abandonar temprano la lactancia materna, darles leche de vaca en lugar de las fórmulas infantiles diseñadas para las necesidades nutricionales de un bebé, más una pobre alimentación complementaria a partir del sexto mes, pueden afectar el normal desenvolvimiento nutricional en el primer año de vida. Además, favorece el sobrepeso que hoy afecta a un tercio de los menores de 6 años y al 40% de los escolares", graficó Britos.
"En niños que dejan la lactancia y se alimentan con leche de vaca es común el exceso de calorías en la dieta y la sobrecarga renal de proteínas y de sodio. A la vez, es común el déficit de hierro, de calcio, vitaminas A, C y ácidos grasos esenciales".
Sólo podés tomar fármacos recetados y la dosis mínima
El embarazo suele ser uno de los períodos más emocionantes y también más preocupantes de la vida de una mujer. En esta etapa es tan importante lo quela mujer ingresa a su cuerpo como a lo que se expone. El doctor Sebastián Alessandría, coordinador de Obstetricia del Sanatorio De Los Arcos, en Buenos Aires, sostiene: "muchas veces los medicamentos son necesarios durante el embarazo, pero si no se los toma con conciencia y bajo la indicación de un especialista, pueden llevar a riesgos importantes para la salud de la madre y su bebé".
En primer lugar: no existe ningún fármaco que pueda considerarse 100% seguro para todos los individuos, incluso para la embarazada y el feto.
"Los medicamentos en el embarazo deben estar siempre prescriptos por el médico, tomarlos sólo en caso de ser estrictamente necesario y ser muy prudentes con la dosis, que deberá ser la mínima posible", aclaró Alessandría..
-¿Por qué es riesgoso tomar medicamentos en el embarazo?
- Los medicamentos pueden pasar la placenta y llegar al bebé, y algunos de ellos causar daño o defectos congénitos. El riesgo es mayor durante el período de la organogénesis, sobre todo en el primer trimestre.. Pero ¡cuidado! la mayoría de los fármacos no han sido estudiados en mujeres embarazadas para determinar si le causan daño -o no- al feto en desarrollo.
-¿La embarazada puede tomar medicamentos naturales, o hierbas?
- No se debe ingerir ningún producto natural ni hierbas sin consultar antes a su médico de cabecera o especialista. Estos productos, aunque sean naturales pueden contener agentes que dañen a usted y al feto en desarrollo, y causar problemas en su embarazo.
No dejés de tomar fármacos que necesitás porque podría hacerte daño
Si una mujer embarazada deja de tomar por decisión propia un medicamento que necesita, podría causarles daño tanto a ella como a su bebé, dado que los fármacos pueden ser necesarios para tratar enfermedades frecuentes y crónicas, entre otras como: HIV (el virus del sida), diabetes, toxoplasmosis, hipertensión arterial, hipotiroidismo, infección urinaria, etc. Esta situación debe ser conocida por el médico de cabecera, que tendrá la última palabra en este asunto.