Buenos Aires es tenis

Cuando salgan a jugar hoy a la cancha montada en La Rural, Rafael Nadal y Novak Djokovic marcarán un hito en la historia del tenis y del deporte en la Argentina: serán el número 1 y el número 2 de su deporte jugando en el pico de su rendimiento y de su rivalidad. ¿Cuántas veces pudieron darse lujo semejante los aficionados argentinos? "Es como tener juntos a los Rolling Stones y a U2", graficó Marcelo Dionisio, de la empresa Fénix Entertainment.

Lo que hace diferente al deporte de la música, claro, es la competencia directa. Y que se mide por puntos, no por gustos. Entonces, sin quitarle jerarquía al acontecimiento, sí es preciso aclarar que, como dijo el propio Nadal en su conferencia del lunes pasado, él vino en plan de exhibición, no de competencia. Una exhibición, es cierto, que le reportará cerca de 2 millones de dólares a su cuenta, pero que seguirá siendo una exhibición. Por más profesional que sean Djokovic y él no tiene sentido equiparar la exhibición de La Rural a una final de Masters o de Grand Slam, como han hecho algunos. Una cosa es la propaganda, incluido el magnífico paseo por el Perito Moreno, otra el periodismo.

El formidable fin de semana tenístico en Buenos Aires incluyó además el homenaje por el retiro de David Nalbandian, que hace seis años, bueno es recordarlo, le ganó a los dos, a Djokovic en cuartos y a Nadal en semis, para luego vencer también a Roger Federer en un inolvidable Masters 1000 de Madrid 2007, cuando su cuerpo era otro, y su tenis también. "Uno de los jugadores más completos de cualquier era", como lo describió ayer un artículo nada menos que en The New York Times. Fue también en aquellos tiempos cuando "Rafa" y "Nole" comenzaban su duelo particular, que el español ganaba cómodo hasta 2009 (14-4), pero que el serbio equilibró definitivamente en 2011, con seis triunfos en igual cantidad de juegos y en superficies distintas.

El hecho de que 14 de sus últimos 16 duelos hayan sido finales demuestra la calidad del duelo y que la lucha sigue completamente abierta lo demostró "Nole" las últimas semanas, cuando le ganó claramente en Pekín y en el Masters de Londres, después de que "Rafa" lo superó y le quitó el número 1 en el US Open. Es tal la supremacía actual de ambos que Nadal suma 13.030 puntos en el circuito y Djokovic 12.110, mientras que el tercero, el español David Ferrer, está lejísimos con 5.800, apenas por delante del escocés Andy Murray (5.790), que se recupera de una lesión.

El duelo tiene ya 39 capítulos (22-19 para Nadal) y nada menos que 19 finales, pero no tiene sin embargo todavía la leyenda que crearon clásicos como Pete Sampras-Andre Agassi (34 partidos) o, aún algo más atrás, Ivan Lendl-John McEnroe (37). Tal vez la logre a partir del declive de Federer, especialmente porque todavía está más que fresco el clásico del suizo con Nadal (22-10 para "Rafa"). Era (o es) además un duelo que ofrecía dos estilos claramente contrapuestos, el del artista contra el gladiador, más allá de algunos juegos obviamente interesados de algún patrocinador común. El capítulo porteño hoy en La Rural, hay que decirlo, será seguramente atractivo por la calidad de los protagonistas, pero no tendrá ni por asomo la tensión que se espera para el próximo duelo, cuando definan acaso el Abierto de Australia e inicien una nueva batalla por el número 1 de 2014.

Los admiradores del juego algo más versátil de Djokovic recuerdan que "Nole" ya puso fin en 2013 al reinado que parecía eterno de Nadal en Montecarlo, donde le cortó la racha de ocho títulos seguidos, le arruinó la vuelta al número 1 al aplastarlo en el Masters de Londres y que cuando en 2014 le gane en Roland Garros, según vaticinan, el duelo, por ahora igualado 3-3 en finales de Grand Slam, entrará en un ciclo nuevo, dominado por el serbio. Pero Nadal ya avisó en 2013 que es inútil anunciar sus supuestas debacles.

Boletería, TV, patrocinadores y dineros públicos se suman para montar el espectáculo. El aporte de dineros públicos quedó claro con las apariciones del jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que hasta se adueñó de tres de las ocho preguntas que pudieron hacérsele a Nadal en la conferencia del lunes y que el jueves cambió camisetas de San Lorenzo y de Boca con Djokovic. Y luego, infaltable, el show de Susana Giménez, preguntándole a Nadal si alguna vez había sufrido lesiones, hablándole de "el ruso Diácovic" y pidiéndole que repitiera su tic de ajustarse los calzoncillos antes de cada saque. Desde aquel famoso grito de Juan Martín del Potro ("le vamos a sacar los calzones del orto", desafió antes de la desafortunada final de la Copa Davis de Mar del Plata 2008) hasta la conferencia del lunes, cuando una cronista de CQC insistió dos veces con la pregunta, el tic de los calzones parece generar algo especial en estas tierras.

Hay quienes interpretaron alguna declaración de Nadal en Buenos Aires como un punto a favor para sus amigos Nalbandian y "Pico" Mónaco y una crítica a Del Potro en la interna que sufre el equipo de Copa Davis. "La Argentina va a ganarla -dijo Nadal- si consigue que todos los jugadores estén juntos. En todos estos años, con David y con Juan Martín, con la calidad que tienen los dos de poder jugar bien en todas las superficies, es una pena que no se haya conseguido. Pero las generaciones van y vienen, y Del Potro tiene buenos aliados, tiene a Juan (Mónaco), a Horacio (Zeballos), a Carlos Berloq, hay jugadores que si él realmente quiere ser el líder del equipo, tendrá compañeros con nivel suficiente. Creo que él tiene que dar un paso adelante, y si lo da, las opciones estarán, si no, las chances serán inferiores". ¿Fue meterse en una interna que no le correspondía, como interpretaron muchos seguidores de "Delpo"?

Recuerdan estos seguidores que la relación entre ambos era buena (tan buena que "Delpo" se animó a hacer la broma de los calzones, aunque le haya salido mal), pero que tal vez comenzó a resentirse en Wimbledon 2011, cuando "Delpo" pareció molestarse al suponer que "Rafa" exageró una lesión en un set que el español terminó ganando en tie break. A Nadal, en cambio, le molestó supuestamente que Del Potro dudara de su dolor. El español, es cierto, es un caballero dentro y fuera de la cancha, más aún desde que aflojó sus festejos iniciales, a diferencia de Djokovic que, se sabe, suele recurrir a algunos trucos cuando el partido se le complica, más allá de que tiene mucha más soltura que Nadal y sabe cómo montar su show.

Como fuere, Del Potro pareció siempre luego mucho más cerca de Federer, con quien inclusive ofreció una exhibición a fines de 2012 en el Tigre. Fue aquella noche que casi termina en tragedia, cuando se rompieron algunos tablones en el estadio y cuando era otro el político que buscaba su rédito, Sergio Massa, que aparecía en pantalla gigante, porque estaba en Brasil con Tigre, en plena final de Copa Sudamericana que terminó en bochorno contra Sao Paulo. Las exhibiciones son cada vez más. Jugarán el 30 en Buenos Aires las hermanas Venus y Serena Williams y luego el propio Del Potro contra el australiano Lleyton Hewitt.

No deja de ser un dato llamativo, especialmente si se recuerdan las quejas de los tenistas por lo intenso del circuito. Nadal, que posiblemente venga a Buenos Aires para el próximo ATP 250, viajó después del Masters de Londres a Islas Vírgenes para jugar la Necker Cup, luego a Lima para jugar con Ferrer y luego a Buenos Aires, Santiago de Chile, Córdoba y otra vez Buenos Aires. "No creo que a la gente en España le preocupe esto", respondió, con sonrisa irónica, cuando un periodista le preguntó por el calendario intenso en lo que, se supone, es un período de descanso. Allí fue cuando Nadal dijo también que tomaba su gira sudamericana más como una diversión que como una competencia. No importa, hoy, junto con Djokovic, seguramente se ganará aplausos y ovaciones. Y serán más que merecidas. También para Nalbandian.

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