26 Noviembre 2013
LA GACETA
Todavía no lo pueden creer. El domingo a la noche, la tormenta que prometió un poco de fresco y que los invitó a sacar la silla a la vereda, terminó llevándose buena parte de lo que habían podido construir. Un incendio generado por un presunto cortocircuito fue la prueba de fuego para testear la solidaridad de los vecinos de Lomas de Tafí, y la prueba fue ampliamente superada.
"Se cortó la luz y el calor era insoportable, entonces me senté afuera con la señora de enfrente a conversar -contó Gladys Brandán, dueña de casa-. Al rato llegó mi hijo y me dijo que había olor a quemado, que algo se incendiaba, y se fue a ver que pasaba. Después volvió corriendo, desesperado", continuó.
Lucas Mansilla, el hijo de Gladys, vio que se incendiaba el cuarto principal del dúplex y fue hasta el auto de su papá para buscar el matafuegos. "Fue al vicio, las llamas eran enormes y no me dejaban avanzar. Después comenzó a perder gas el aire acondicionado, y ahí tuve que abandonar el intento", relató el adolescente mientras recorría los escombros de su casa.
Entre la destrucción se podían ver restos de ropa, la cama, el colchón y los muebles del dormitorio. "Teníamos todos los papeles y un dinerillo que había guardado para cambiar el taxi. Según los peritos de los Bomberos pudo ser un cortocircuito, porque la luz volvió un segundo y se volvió a cortar", detalló Alfredo Mansilla, el esposo de Gladys.
A pesar del dolor y de la incertidumbre, los dueños de casa estaban emocionados por la reacción de los vecinos. Llegaron de diferentes puntos del megaemprendimiento a ofrecerles ayuda de todo tipo. Inluso un médico vecino les llevó medicamentos y asistencia. "La mayoría de ellos son desconocidos para mí. Vienen y me dicen 'Don Alfredo', y nos contienen, pero no nos conocemos. Es un orgullo", dijo Mansilla.
El "operativo" de ayuda se organizó gracias a un grupo de Whatsapp en el que participan los vecinos. Ayer se encontraban juntando ropa, muebles y hasta comida para los Mansilla.
"Se cortó la luz y el calor era insoportable, entonces me senté afuera con la señora de enfrente a conversar -contó Gladys Brandán, dueña de casa-. Al rato llegó mi hijo y me dijo que había olor a quemado, que algo se incendiaba, y se fue a ver que pasaba. Después volvió corriendo, desesperado", continuó.
Lucas Mansilla, el hijo de Gladys, vio que se incendiaba el cuarto principal del dúplex y fue hasta el auto de su papá para buscar el matafuegos. "Fue al vicio, las llamas eran enormes y no me dejaban avanzar. Después comenzó a perder gas el aire acondicionado, y ahí tuve que abandonar el intento", relató el adolescente mientras recorría los escombros de su casa.
Entre la destrucción se podían ver restos de ropa, la cama, el colchón y los muebles del dormitorio. "Teníamos todos los papeles y un dinerillo que había guardado para cambiar el taxi. Según los peritos de los Bomberos pudo ser un cortocircuito, porque la luz volvió un segundo y se volvió a cortar", detalló Alfredo Mansilla, el esposo de Gladys.
A pesar del dolor y de la incertidumbre, los dueños de casa estaban emocionados por la reacción de los vecinos. Llegaron de diferentes puntos del megaemprendimiento a ofrecerles ayuda de todo tipo. Inluso un médico vecino les llevó medicamentos y asistencia. "La mayoría de ellos son desconocidos para mí. Vienen y me dicen 'Don Alfredo', y nos contienen, pero no nos conocemos. Es un orgullo", dijo Mansilla.
El "operativo" de ayuda se organizó gracias a un grupo de Whatsapp en el que participan los vecinos. Ayer se encontraban juntando ropa, muebles y hasta comida para los Mansilla.
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