Por Nicolás Iriarte
06 Diciembre 2013
Una vez más, Las Leonas debieron elaborar su rugido más intimidante para ganar un partido en este torneo. El 3 a 1 a Corea del Sur empezó siendo derrota, como cada uno de sus triunfos durante esta Liga Mundial, y pese al sufrimiento, les permitió meterse en los cuatro mejores de una competencia grande, una vez más.
Para dar vuelta un resultado por tercera vez consecutiva, volvió a ser fundamental la tarea de Luciana Aymar, una herramienta esencial para destrabar el partido que había planteado Soo Ji Han, el entrenador rival. Durante el primer tiempo y como todos los partidos de cuartos de final que se jugaron ayer, nadie regaló nada. Ni siquiera al espectáculo, que por momentos fue aburrido y había una razón: el que perdía, quedaba en el camino. En la primera fase, la clasificación estaba asegurada.
Y en ese pozo en que había caído el seleccionado dirigido por Emanuel Roggero, sólo Aymar pudo enseñar el camino y demostrar la virtual superioridad de Las Leonas sobre las asiáticas con un par de jugadas individuales que elevaron al máximo los decibeles del estadio de Natación y Gimnasia.
En el segundo tiempo, el equipo argentino estuvo a 19 minutos de quedar afuera y generar la mayor sorpresa del torneo hasta ahora. A los 11’ Mi Hyun Park aprovechó un rebote y la desconcentración local por perder a Macarena Rodríguez Pérez por una inoportuna tarjeta verde, segundos antes y dejó en silencio a todos en el Parque 9 de julio.
Pero luego llegaría aquello que normal para algunos, pero asombroso para los que nunca la habíamos visto jugar: Aymar y su poder de absorción de marcas, de regate con la bocha controlada, de generar los alaridos de un público que había quedado planchado tras el primer gol. Todo eso, más el equipo que nunca dejó de empujar atrás suyo -un patrimonio histórico del seleccionado-, se vio en el empate: dribbling y pase al corazón del área para que Carla Rebecchi, la otra figura de la noche con dos goles, defina por arriba.
Luego, un penal conseguido por Noel Barrionuevo no sólo significaba su debut en la red en esta Liga Mundial, sino la tranquilidad de pasar al frente. Tranquilidad que se ensancharía en los segundos finales, cuando Corea apostó a una arquera jugadora para lograr el milagro, y las ganadoras lo aprovecharon con otro tanto de Rebecchi. Holanda las espera y Aymar promete seguir mostrando más de lo suyo.
Para dar vuelta un resultado por tercera vez consecutiva, volvió a ser fundamental la tarea de Luciana Aymar, una herramienta esencial para destrabar el partido que había planteado Soo Ji Han, el entrenador rival. Durante el primer tiempo y como todos los partidos de cuartos de final que se jugaron ayer, nadie regaló nada. Ni siquiera al espectáculo, que por momentos fue aburrido y había una razón: el que perdía, quedaba en el camino. En la primera fase, la clasificación estaba asegurada.
Y en ese pozo en que había caído el seleccionado dirigido por Emanuel Roggero, sólo Aymar pudo enseñar el camino y demostrar la virtual superioridad de Las Leonas sobre las asiáticas con un par de jugadas individuales que elevaron al máximo los decibeles del estadio de Natación y Gimnasia.
En el segundo tiempo, el equipo argentino estuvo a 19 minutos de quedar afuera y generar la mayor sorpresa del torneo hasta ahora. A los 11’ Mi Hyun Park aprovechó un rebote y la desconcentración local por perder a Macarena Rodríguez Pérez por una inoportuna tarjeta verde, segundos antes y dejó en silencio a todos en el Parque 9 de julio.
Pero luego llegaría aquello que normal para algunos, pero asombroso para los que nunca la habíamos visto jugar: Aymar y su poder de absorción de marcas, de regate con la bocha controlada, de generar los alaridos de un público que había quedado planchado tras el primer gol. Todo eso, más el equipo que nunca dejó de empujar atrás suyo -un patrimonio histórico del seleccionado-, se vio en el empate: dribbling y pase al corazón del área para que Carla Rebecchi, la otra figura de la noche con dos goles, defina por arriba.
Luego, un penal conseguido por Noel Barrionuevo no sólo significaba su debut en la red en esta Liga Mundial, sino la tranquilidad de pasar al frente. Tranquilidad que se ensancharía en los segundos finales, cuando Corea apostó a una arquera jugadora para lograr el milagro, y las ganadoras lo aprovecharon con otro tanto de Rebecchi. Holanda las espera y Aymar promete seguir mostrando más de lo suyo.