Europa quiere jugar el Mundial junto a Brasil

08 Diciembre 2013

Robin Emmott y Alonso Soto - Reuters

BRUSELAS/BRASILIA.- Gran parte de Brasil está concentrado en acoger la Copa del Mundo de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, pero un acontecimiento de importancia económica mucho más permanente está a punto de surgir. Si todo se desarrolla según lo previsto, Brasil firmará su primer acuerdo importante de libre comercio en 2014, a 15 años de que se iniciaran las conversaciones para el ambicioso pacto. Acuerdos de esa características pueden generar riqueza sostenible, a diferencia de los eventos deportivos que tienden a traer ganancias de corto plazo o incluso pérdidas.

Pero el éxito o el fracaso de Brasil en este acuerdo depende de las negociaciones con un socio impredecible: Argentina. La Unión Europea y el Mercosur se han puesto como plazo el 31 de diciembre para intercambiar ofertas para la apertura de sus mercados, un pacto que abarcaría a 750 millones de personas y U$S 130.000 millones en actividades comerciales anualmente. El acuerdo final podría alcanzarse a principios del próximo año, pero los negociadores también saben que durante más de una década las conversaciones se han cancelado, reanudado y posteriormente frenado nuevamente. En medio de todo esto, Argentina sufrió la mayor cesación de pagos de la historia. “Aún espero que podamos alcanzar un acuerdo”, dijo Adrianus Koetsenruijter, un alto funcionario de la Unión Europea que negocia con el Mercosur, un bloque que incluye a Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Para la Unión Europea, el acuerdo le permitiría acceder a las prometedoras economías de América Latina y potenciar su papel en el comercio global.

Sin embargo, la pregunta es si Argentina, uno de los miembros más proteccionistas del G-20, se unirá en la apertura de su economía a la Unión Europea, el mayor importador a nivel mundial, o seguirá el camino del izquierdista Gobierno de Venezuela, que está al margen de las conversaciones.

Brasil, una de las economías emergentes más grandes y dinámicas del mundo, está dispuesto a lograr un acuerdo, para lo cual cuenta con el respaldo de Uruguay y Paraguay, dos actores relativamente pequeños en estas negociaciones.

El gigante sudamericano quiere a Argentina en el acuerdo, pero lo más probable es que siga adelante con el resto del Mercosur si es necesario. Europa, por su parte, también se siente frustrado por las políticas de Argentina para proteger la industria local. Las relaciones entre Buenos Aires y Bruselas se han ido deteriorando en medio de una disputa sobre las exportaciones de biodiésel y la nacionalización el año pasado en Argentina de la empresa de energía YPF, que era propiedad de la española Repsol . Los diplomáticos europeos y sudamericanos ven en el plazo de fin de año la última oportunidad para que Argentina entre en el paquete o para que Brasil pueda buscar libremente su propia agenda.

Pero la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, no parece dispuesta a obligar a su par argentina Cristina Fernández, una aliada izquierdista en la región, a tomar una decisión. Sin embargo, en privado, una facción del Gobierno brasileño respaldada por empresarios locales quiere dejar a Argentina al margen del acuerdo. Si el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea se cae, Brasil podría ser uno de los pocos países de América Latina que no tiene un pacto de esta naturaleza con Estados Unidos y la Unión Europea, a diferencia de México, Perú, Chile y Colombia. Mientras tanto, la Unión Europea muestra su ambición al llevar a cabo negociaciones comerciales con casi 80 países, incluido Estados Unidos.

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