10 Diciembre 2013
APORTE. El arzobispo de Tucumán hizo contacto con el jefe de Policía para ayudar al diálogo. FOTO AGENCIA AICA.COM
Tras una noche de desborde, terror y enfrentamientos de pobres contra pobres, el quiebre del diálogo y de la "amistad social" ha causado una profunda preocupación en la Iglesia de Tucumán. Así lo manifestó el arzobispo Alfredo Zecca, quien se ofreció a facilitar el diálogo entre los policías en conflicto, el Gobierno. "Si es necesario voy a hablar con los sectores, con el gobierno y con los amotinados", ofreció.
"Estoy muy preocupado por este desborde. Ha salido gente a robar que no es el ladrón común, tampoco gente con hambre, y eso es un signo de que se ha roto la amistad social", señaló el arzobispo.
Las situaciones de violencia en los barrios también alcanzaron a los reeligiosos. "Me llamó un párroco para contarme que había vecinos armados que fueron a refugiarse a la parroquia, con miedo porque vieron una camioneta que merodeaba por el barrio -contó. No podemos vivir en una ciudad con gente armada y con miedo, en una lucha de pobres contra pobres".
"No puede ser que la Policía deje de trabajar y deje a la población desprotegida, pero tampoco puede ser que, si no están (los uniformados), se produzcan estos desbordes", insistió Zecca.
Sobre la composición social de quienes participaron de los saqueos, dijo: "No es gente que sale a buscar comida, pero tampoco son los ladrones de siempre. Hay oportunistas, claro, pero me preocupa que esta lucha de pobres contra pobres evolucione para peor".
El religioso consideró que, más allá de las razones coyunturales -"la inflación, los salarios que no alcanzan, eso es innegable", dijo- el fundamento último, la raíz de la crisis es que "hemos sacado a Dios de nuestras vidas".
"Una ciudad no es sólo edificios. Se funda en la decisión humana de vivir juntos, es el tejido de relaciones y voluntades de compartir proyectos. Si solo nos juntásemos por miedo o por intereses particulares, pero faltara la voluntad de convivir, sería una sociedad frágil", insistió.
Zecca llamó a la dirigencia a que reaccione ante esta situación. "Hace falta una respuesta del gobierno provincial, pero también del nacional, que es igual de responsable. Los dirigentes políticos, sindicales y sociales también deben aportar para poner paz, y no azuzar los conflictos".
"Estoy muy preocupado por este desborde. Ha salido gente a robar que no es el ladrón común, tampoco gente con hambre, y eso es un signo de que se ha roto la amistad social", señaló el arzobispo.
Las situaciones de violencia en los barrios también alcanzaron a los reeligiosos. "Me llamó un párroco para contarme que había vecinos armados que fueron a refugiarse a la parroquia, con miedo porque vieron una camioneta que merodeaba por el barrio -contó. No podemos vivir en una ciudad con gente armada y con miedo, en una lucha de pobres contra pobres".
"No puede ser que la Policía deje de trabajar y deje a la población desprotegida, pero tampoco puede ser que, si no están (los uniformados), se produzcan estos desbordes", insistió Zecca.
Sobre la composición social de quienes participaron de los saqueos, dijo: "No es gente que sale a buscar comida, pero tampoco son los ladrones de siempre. Hay oportunistas, claro, pero me preocupa que esta lucha de pobres contra pobres evolucione para peor".
El religioso consideró que, más allá de las razones coyunturales -"la inflación, los salarios que no alcanzan, eso es innegable", dijo- el fundamento último, la raíz de la crisis es que "hemos sacado a Dios de nuestras vidas".
"Una ciudad no es sólo edificios. Se funda en la decisión humana de vivir juntos, es el tejido de relaciones y voluntades de compartir proyectos. Si solo nos juntásemos por miedo o por intereses particulares, pero faltara la voluntad de convivir, sería una sociedad frágil", insistió.
Zecca llamó a la dirigencia a que reaccione ante esta situación. "Hace falta una respuesta del gobierno provincial, pero también del nacional, que es igual de responsable. Los dirigentes políticos, sindicales y sociales también deben aportar para poner paz, y no azuzar los conflictos".
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