14 Diciembre 2013
BUENOS AIRES.- Los presidentes de las empresas automotrices radicadas en el país le plantearon ayer al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, su preocupación por la aplicación de impuestos internos a los autos a partir de un precio de $ 170.000, tal como estipula un proyecto de Ley en debate en el Senado.
El funcionario mantuvo un encuentro con los integrantes de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), en la Casa de Gobierno. En la reunión, que fuentes empresarias calificaron de “tono ameno”, los titulares de las terminales le transmitieron a Capitanich su inquietud por el efecto negativo que tendrá sobre el mercado la aplicación del impuesto a los autos de “alta gama”, aunque algunos empresarios y analistas consideraron que afectará a casi el 70% del mercado.
El impuesto será de un 30% sobre el precio cuando los autos cuesten entre $ 170.000 y $ 210.000, y de un 50% para los que superen ese margen, y afectará a vehículos importados y de fabricación nacional.
El problema que se plantea es que de proseguir el ritmo de aumento de precio, en 2014, el 70% de los autos que se vendan en el país quedarán alcanzados por el gravamen, con lo cual se espera que tenga un efecto contractivo en la actividad.
Junto con ello, el Gobierno les pidió a las empresas que reduzcan en casi U$S 300 millones las importaciones del primer trimestre, un 20% para los que fabrican en el país y 27% para los que son netos importadores. Tras recibir el reclamo de los empresarios, Capitanich dijo que en algunos días les iba a contestar.
No obstante, el Senado ya le dio dictamen favorable al impuesto, con lo cual el oficialismo ya estaría en condiciones de convertirlo en ley, lo que se prevé ocurrirá el miércoles de la otra semana.
El jefe de Gabinete se comprometió a trabajar en una agenda sectorial con vistas a 10 años, y en avanzar en el diseño de la nueva política común con Brasil para el sector, ya que la vigente vence en junio de 2014. (DyN)
El funcionario mantuvo un encuentro con los integrantes de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), en la Casa de Gobierno. En la reunión, que fuentes empresarias calificaron de “tono ameno”, los titulares de las terminales le transmitieron a Capitanich su inquietud por el efecto negativo que tendrá sobre el mercado la aplicación del impuesto a los autos de “alta gama”, aunque algunos empresarios y analistas consideraron que afectará a casi el 70% del mercado.
El impuesto será de un 30% sobre el precio cuando los autos cuesten entre $ 170.000 y $ 210.000, y de un 50% para los que superen ese margen, y afectará a vehículos importados y de fabricación nacional.
El problema que se plantea es que de proseguir el ritmo de aumento de precio, en 2014, el 70% de los autos que se vendan en el país quedarán alcanzados por el gravamen, con lo cual se espera que tenga un efecto contractivo en la actividad.
Junto con ello, el Gobierno les pidió a las empresas que reduzcan en casi U$S 300 millones las importaciones del primer trimestre, un 20% para los que fabrican en el país y 27% para los que son netos importadores. Tras recibir el reclamo de los empresarios, Capitanich dijo que en algunos días les iba a contestar.
No obstante, el Senado ya le dio dictamen favorable al impuesto, con lo cual el oficialismo ya estaría en condiciones de convertirlo en ley, lo que se prevé ocurrirá el miércoles de la otra semana.
El jefe de Gabinete se comprometió a trabajar en una agenda sectorial con vistas a 10 años, y en avanzar en el diseño de la nueva política común con Brasil para el sector, ya que la vigente vence en junio de 2014. (DyN)