20 Diciembre 2013
CLÁSICO. Martini agitado de Bond.
El martini “agitado, no batido” que solía pedir James Bond posiblemente hizo de él un alcohólico impotente, según afirma un estudio publicado en el British Medical Journal y reproducido por la agencia de noticias DPA.
“Hemos concluido que era poco probable que Bond pudiera batir sus bebidas, incluso si hubiera querido, debido a los probables temblores inducidos por su consumo de alcohol”, escribieron los investigadores Patrick Davies, Indra Neil Guha y Graham Johnson. Los autores del estudio leyeron 12 de las novelas de Ian Fleming sobre el célebre agente secreto 007, centrándose en su consumo de alcohol, y calcularon que en los 123,5 días de su vida descritos en los libros bebía, con frecuencia, más de cuatro veces el límite semanal recomendado.
Así, Bond tendría “un considerable riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas, cirrosis, impotencia y otros problemas de salud relacionados con el alcohol, además de un grave riesgo de resultar herido o morir.” Según el análisis, su mayor consumo de alcohol en un día fue en Desde Rusia con amor, con 49,8 unidades (en Reino Unido, el límite diario recomendado para un adulto varón es de tres o cuatro unidades). De media, el espía bebía entre 65 y 92 unidades de alcohol por semana.
Los investigadores señalan que Bond conducía con frecuencia bajo los efectos del alcohol. En Casino Royale, el consumo excesivo parece pasarle factura: “Bebe más de 39 unidades antes de lanzarse en una persecución, en la que pierde el control y por la que luego pasa 14 días en el hospital. Esperamos que fuera una saludable lección”.
“Hemos concluido que era poco probable que Bond pudiera batir sus bebidas, incluso si hubiera querido, debido a los probables temblores inducidos por su consumo de alcohol”, escribieron los investigadores Patrick Davies, Indra Neil Guha y Graham Johnson. Los autores del estudio leyeron 12 de las novelas de Ian Fleming sobre el célebre agente secreto 007, centrándose en su consumo de alcohol, y calcularon que en los 123,5 días de su vida descritos en los libros bebía, con frecuencia, más de cuatro veces el límite semanal recomendado.
Así, Bond tendría “un considerable riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas, cirrosis, impotencia y otros problemas de salud relacionados con el alcohol, además de un grave riesgo de resultar herido o morir.” Según el análisis, su mayor consumo de alcohol en un día fue en Desde Rusia con amor, con 49,8 unidades (en Reino Unido, el límite diario recomendado para un adulto varón es de tres o cuatro unidades). De media, el espía bebía entre 65 y 92 unidades de alcohol por semana.
Los investigadores señalan que Bond conducía con frecuencia bajo los efectos del alcohol. En Casino Royale, el consumo excesivo parece pasarle factura: “Bebe más de 39 unidades antes de lanzarse en una persecución, en la que pierde el control y por la que luego pasa 14 días en el hospital. Esperamos que fuera una saludable lección”.
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