“Se empieza la siembra 20 días tarde, lo que resiente el potencial de rendimiento”

Mario Devani (Eeaoc) habló de la importancia de que hayan sucedido buenas lluvias. La suba de costos afecta el cuadro financiero

SEQUÍA. Las lluvias escasas y de una distribución muy irregularidad, provocaron que el crecimiento de las plantas fuera sumamente errático en muchos campos.  SEQUÍA. Las lluvias escasas y de una distribución muy irregularidad, provocaron que el crecimiento de las plantas fuera sumamente errático en muchos campos.
20 Diciembre 2013
“Estamos en una primera etapa. Hay que ver qué pasará con las lluvias de aquí en adelante. Lo que se percibe es que las condiciones hídricas estarían mejorando, ya que las precipitaciones empiezan a ser un poco más normales”, comentó Mario Devani, jefe de la Sección Granos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).

Según el profesional, “hoy (por el miércoles 18) los agricultores están de mejor ánimo. Por primera vez se ha registrado en Tucumán una lluvia importante que, además, ha sido generalizada. Hablamos de precipitaciones que están entre 50 y 60 mm (en algunos lugares 100 mm, y en otros 30 mm). Si bien en determinados lugares hubo lluvias que permitieron empezar la siembra puntualmente (Oeste santiagueño y zonas de Leales), con estas precipitaciones los productores sojeros van a iniciar la siembra programada.

La desventaja es que se empieza 20 días tarde, demora que hace que se resienta la potencialidad del rendimiento: “No por la altura del mes -aclara Devani-, porque 19 o 20 de diciembre es buena fecha, sino porque se produce un corrimiento en la secuencia de siembra. Deben sembrarse entre 170.000 y 180.000 hectáreas, y una parte importante de esta superficie se implantará después de mediados de de enero, por eso la pérdida”.

Explicó que “debido al atraso, los productores comenzaron a sembrar en una carrera contra el tiempo, permitiendo que ciertos detalles técnicos del manejo del cultivo no sean tenidos en cuenta. Hay que emplear herbicidas determinados para poner en condiciones los lotes. Los productores que vienen de un buen manejo de barbecho de invierno y con campos limpios, y que al momento de las primeras lluvias lograron colocar un pre-emergente, están hoy en una situación ideal, porque los primeros 20 o 30 mm caídos están acumulados. Con la lluvia de esta semana, esos campos están en mejores condiciones para la implantación, que aquellos en los que el agricultor permitió que crecieran las malezas y que el barbecho se realizara con malezas grandes”.

Devani recomendó tener en cuenta la calidad de semilla: “La de esta campaña, en general, no ha sido buena. Básicamente está con un problema fisiológico. El productor tiene que ordenar los análisis habituales y emplear curasemilla fungicida e inoculante (el inoculante puede generar incrementos de entre un 8 y un 10% en el rendimiento) y curasemilla insecticida.

No olvidemos que Tucumán es una zona con mucha presencia de ‘picudo’; por eso, en las zonas con mucha influencia de esta plaga, aún los lotes que vienen del maíz, también deben llevar curasemilla insecticida.

- ¿Cuál es la situación respecto de la rotación soja-maíz?

-Los productores, de antemano, destinan un porcentaje para esa rotación en sus campos. El atraso en la siembra todavía no influye para que se siembre mayor proporción de uno que de otro. La recomendación es de un 30% a un 50% de rotación soja-maíz, dependiendo de la zona. Muchos lo hacen, pero otros no, porque el productor mira la rentabilidad puntual del año. En esta campaña, el problema del maíz es que el precio a futuro es muy bajo, mientras que el de la soja está mucho mejor posicionado. Un trabajo conjunto realizado en la Eeaoc por las secciones Granos y Economía, determinó que hay mayor rentabilidad -en el mediano y largo plazo- cuando se alterna maíz-soja, en relación con el monocultivo de soja.

- Hablemos de rentabilidad.

- Desde el punto de vista rentable -dijo Devani- la actividad está complicada. En años anteriores, el productor con campo propio pagaba los costos con 1.000 kg de soja. En la actualidad esa cifra ha aumentado, porque si bien el precio de la soja sigue siendo bueno, los costos se han incrementado entre un 25% y 30% anualmente. Eso hace que el ‘punto de indiferencia’, para esta campaña, haya aumentado a un rendimiento de entre 1.500 y 2.000 kg. Este punto de indiferencia depende del manejo agronómico del cultivo; ya que si en los campos hay malezas resistentes que obligan a emplear otra tecnología e invertir en la compra de herbicidas específicos, ese rinde asciende a 2.000 kg. Pensemos que el rendimiento promedio de la soja en Tucumán es de 2.500 kg. (considerando el promedio de 10 años y sin incluir las 2 últimas campañas con fuertes sequías donde hubo una media de 1.300 kg/ha), de modo que los productores están trabajando por 500 kilos. De esa rentabilidad, el 50% son impuestos y el resto queda en manos de ellos; es un margen muy chico. Se necesita que se generen políticas agropecuarias nacionales, para que la actividad vuelva a tener el impacto positivo que necesita la región para su crecimiento. Obviamente, todos los que se dedicaban a arrendar están hoy fuera del sistema. Si seguimos así, con precio estable y aumento de costos, el productor también quedará fuera del sistema.”

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