20 Diciembre 2013
“Yo llegué a sembrar el 20% de mi campo con las lluvias anteriores (los registros oscilaron entre los 10 mm y los 40 mm). Con las lluvias de ahora, sembraré entre un 20% y un 25% más, llegando al promedio del 50% de superficie cubierta”, describió Luis González, productor sojero.
“Con las precipitaciones del martes a la noche -y amanecer el miércoles- nadie se largará a sembrar todo el campo. Sólo lo harán de manera escalonada”, estimó.
González estima que la fecha de siembre se puede “estirar” hasta el 10 de enero próximo, esperando más y mejores lluvias.
“Creo que lo mejor es no sembrar todo y dejar un poco para más adelante, cuando tengamos una buena humedad”, opinó a modo de recomendación.
El productor dijo que la experiencia vale para ser previsores, al recordar que en la campaña anterior sembró todo el campo. “Después, por la falta de lluvias, perdimos la siembra que hicimos y tuvimos que resembrar”, recordó.
Respecto de las precipitaciones, González mencionó algunos registros: Isca Yacu, 30 mm; taco Ralo, 70 mm; La Invernada, 40 mm, y El Palomar y La Cocha con valores similares a estos.
Rostros serios
El productor sojero reconoció que, por falta de lluvias importantes, había mucha preocupación en el campo. “Esperamos que las lluvias después no caigan”, dijo con un marcado tono esperanzador.
“Para la parte productiva, es muy importante que tengamos muchas lluvias durante enero y febrero próximos”, dijo.
Preparar los campos para la siembra y lograr después un buen desarrollo de las plantas exige desplegar varias tareas a campo.
Una de la más importante son los “barbechos”.
“Como veníamos con poca humedad, y como aún no es la suficiente que requiere el cultivo -y sobre la base de la experiencia de la campaña pasada-, estiramos un poco el momento de hacer los barbechos”, explicó. “Es que como no llovía, no estaban dadas las condiciones como para hacer barbechos, ya que muchos campos estaban sucios”, agregó.
Por eso, dijo, “ahora, con estas lluvias, sí haremos barbechos”.
González comentó que algunos productores ya habían comenzado a trabajar sobre las malezas.
“Al tener los campos más agua en el subsuelo, cambiaron las condiciones ambientales y se volvieron más adecuadas, lo que posibilitará que las aplicaciones (de los químicos) sean mejores y más efectivas”, concluyó.
“Con las precipitaciones del martes a la noche -y amanecer el miércoles- nadie se largará a sembrar todo el campo. Sólo lo harán de manera escalonada”, estimó.
González estima que la fecha de siembre se puede “estirar” hasta el 10 de enero próximo, esperando más y mejores lluvias.
“Creo que lo mejor es no sembrar todo y dejar un poco para más adelante, cuando tengamos una buena humedad”, opinó a modo de recomendación.
El productor dijo que la experiencia vale para ser previsores, al recordar que en la campaña anterior sembró todo el campo. “Después, por la falta de lluvias, perdimos la siembra que hicimos y tuvimos que resembrar”, recordó.
Respecto de las precipitaciones, González mencionó algunos registros: Isca Yacu, 30 mm; taco Ralo, 70 mm; La Invernada, 40 mm, y El Palomar y La Cocha con valores similares a estos.
Rostros serios
El productor sojero reconoció que, por falta de lluvias importantes, había mucha preocupación en el campo. “Esperamos que las lluvias después no caigan”, dijo con un marcado tono esperanzador.
“Para la parte productiva, es muy importante que tengamos muchas lluvias durante enero y febrero próximos”, dijo.
Preparar los campos para la siembra y lograr después un buen desarrollo de las plantas exige desplegar varias tareas a campo.
Una de la más importante son los “barbechos”.
“Como veníamos con poca humedad, y como aún no es la suficiente que requiere el cultivo -y sobre la base de la experiencia de la campaña pasada-, estiramos un poco el momento de hacer los barbechos”, explicó. “Es que como no llovía, no estaban dadas las condiciones como para hacer barbechos, ya que muchos campos estaban sucios”, agregó.
Por eso, dijo, “ahora, con estas lluvias, sí haremos barbechos”.
González comentó que algunos productores ya habían comenzado a trabajar sobre las malezas.
“Al tener los campos más agua en el subsuelo, cambiaron las condiciones ambientales y se volvieron más adecuadas, lo que posibilitará que las aplicaciones (de los químicos) sean mejores y más efectivas”, concluyó.
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