Dicen los que saben que el mejor boxeador no necesariamente es el que pega más fuerte, sino el que sabe cuándo dar el golpe. Se puede tirar un gran “áperca”, que impacte en la mandíbula del rival. Pero si el golpe se da a menos de 10 segundos de la campana, el caído tendrá tiempo de recuperarse en su esquina. Y la historia del boxeo da cuenta de varios que se recuperaron y acabaron la pelea con los brazos en alto y el cinturón de campeón.

En la sesión del Superior del miércoles, el sector alineado detrás del diputado Luis Sacca dio un fuerte golpe al cerisolismo, en especial. Le mostró al rector que no controla ese cuerpo, e impuso una junta electoral con puro ADN saquista. El grupo se mostró fuerte. Pero sonó la campana, y arrancó un período de receso de casi dos meses en la UNT, hasta que retornen las actividades.

Cerisola acusó el golpe, y actuó. Admitió, en los hechos, que carece de buenos operadores: Carletti no mostró pericia, la influencia de Aragón se reduce a su fuerza estudiantil y el perfil de Cutín es académico, no político. Y se trata de política. Entonces llamó a un experto. La llegada del ex radical no sólo le garantiza mejor calidad de operación; también le permite apostar a la eventual unidad con el sector de Martínez, en el que -desde las sombras- venía aportando Saab. El saquismo le había propinado un fuerte golpe al cerisolismo. Cabe preguntarse si era el momento oportuno para tirar aquel “áperca”.

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