“Todos saben que se hacen fiestas privadas en la UNT”

Dirigentes estudiantiles hablaron sobre los festejos lucrativos en espacios de la Universidad. El viernes se destapó la polémica

EN EL MUNT. Según los dirigentes, el Museo de la Universidad es uno de los ámbitos elegidos para fiestas. EN EL MUNT. Según los dirigentes, el Museo de la Universidad es uno de los ámbitos elegidos para fiestas.
24 Diciembre 2013
Algunos se quedaron con las manos vacías. En realidad, se quedaron con las manos llenas de equipos, bebidas para vender y música para bailar. La repentina decisión del rector, Juan Alberto Cerisola, los desconcertó: cuando estaba supuestamente todo arreglado, la autoridad máxima de la UNT mandó suspender todas las fiestas en los predios de la casa de estudios. Y así fue, al menos en parte; porque otros, en cambio, lograron saltar la negativa y concretaron el plan de bailar hasta el amanecer y un poco más.

El fin de semana que pasó sacó a la luz una polémica que desde hace tiempo viene observando la Cámara de Discotecas de la provincia (Caprodyatuc): en diferentes espacios de la Universidad se realizan fiestas que, al entender de los empresarios, constituyen una competencia desleal ya que, como los predios son jurisdicción nacional, las actividades que ahí se realizan no están obligadas a respetar el tope horario de las 4 am. Las quejas de la Cámara revelaron que en la UNT no sólo se organizan fiestas estudiantiles, organizadas por diferentes agrupaciones, sino que algunos inmuebles son alquilados para realizar fiestas de índole comercial por parte de productores privados.

“Es muy común y conocido por todos que se hacen fiestas privadas en el ámbito de la UNT, se hicieron a lo largo de todo el año. Pero resulta que a nosotros, que habíamos organizado una en la Facultad de Arquitectura el viernes, no nos dejaron hacerla”, se quejó Ernesto Migone, estudiante de Agronomía y coordinador regional de la Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista (CEPA), y contó lo que sucedió: “teníamos pedida la explanada del nuevo bar de Arquitectura desde principios de mes. El propio decano, Eduardo Coletti, nos había autorizado. Pero cuando llegamos con las cosas el viernes por la tarde, la gente de seguridad nos dijo que había una orden del rector de suspender todas las fiestas. Renegamos, pero después vimos que sí se hizo otra fiesta en el MUNT. No entendemos por qué se hizo esta diferencia. Hablamos por teléfono con Coletti y nos explicó lo de la orden rectoral”. Consultado por LA GACETA, el posible candidato a rector en las elecciones del año que viene, manifestó: “desconozco esta situación. Nada de eso ha sucedido. De todos modos, no creo que tenga ninguna trascendencia”, aseveró el funcionario en una escueta charla telefónica. 

Reclamo

La orden del rector partió a todos sus colaboradores el mismo viernes. Las quejas de los empresarios de la noche golpeó sus puertas y él no quiso entrar en conflicto con ellos. Así, se esfumó la ilusión de “bailar hasta ver el sol”, como promocionaba un festejo que iba a realizarse en la ex Usina (avenida Sarmiento al 1.000), donde funciona el EPAM. Esta fiesta estaba organizada por Folker Simon, productor privado y dueño de un boliche de la ciudad, quien aseguró a este diario que había pagado $ 5.000 por el alquiler del local a la Secretaría de Extensión, comandada por Mario Leal. En esta fiesta iba a presentarse Felipe Pettinato con un show homenaje a Michael Jackson, pero fue avisado a último momento de que no se tomara el avión.

La que sí se hizo fue la “Fiesta del Zorrito”, organizada por el Plenario Universitario de Lucha (PUL) en el descampado contiguo al Museo de la UNT (MUNT), donde se proyecta construir en algún momento la Facultad de Ciencias Naturales. Un allegado al entorno del rector confió que tal festejo finalmente se permitió ya que se trataba de un encuentro “meramente estudiantil” y que los organizadores ya habían invertido una considerable suma de dinero para acondicionar el lugar. La música duró hasta el amanecer, en un festejo masivo que transcurrió sin problemas. Los que sí fueron problemáticos fueron los momentos previos.

“Llegamos al lugar a preparar todo y al rato se presentó una comitiva supuestamente enviada por Cerisola, a explicarnos que no podíamos hacer la fiesta. Discutimos un rato, hicimos algunas llamadas y logramos seguir adelante. Pero lo que quedó en evidencia fue la fuerte crisis de autoridad que hay en el interior de la Universidad”, señaló Luciano Grupalli, estudiante de Económicas y representante de la agrupación UJS, que además integra el PUL. El dirigente estudiantil coincidió con su par Migone en que las fiestas privadas son moneda corriente en el ámbito de la UNT.


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