Llegan las Fiestas y hay quienes se miran al espejo y dicen: qué cosas buenas hice este año o qué cosas buenas pensé hacer y no las hice. En el balance generalmente son pocas. Las no buenas o intrascendentes les ganan por goleada. ¿Se puede hacer algo todavía, a pocos días de un nuevo año? Sí, claro que se puede. Mi sabia madre decía que en Navidad había que hacer un “acto de bien o de bondad” con un pariente o un amigo o un vecino o un desconocido. Sí, con un desconocido. Porque hay quienes abren sus corazones y llevan a sus hogares, en Nochebuena o Fin de Año o hasta en Reyes, a chicos que están en los orfanatos y les ofrecen que al menos una vez al año pasen alguna de estas fiestas en un ambiente de calidez familiar. También hay alguien que abre su sentimiento y vuelve a compartir momentos con un pariente del que estaba distanciado desde hacía años (por peleas o simplemente por falta de tiempo). O quienes ayudan a comedores, asilos y orfanatos con las cenas de Nochebuena y Fin de Año, o llevan juguetes y ropa a hospitales, o invitan a vecinos o amigos que no pasan por una buena situación económica, o visitan enfermos y comparten con ellos una porción de su tiempo. En fin, esto y otras cosas más. Entonces, ¡abramos el corazón! y con un simple acto de bien, de bondad, nos acerquemos a esas personas que necesitan -aunque sea por una noche o unas horas- de nuestro amor y sensibilidad. Si no lo hacemos ahora, tenemos tiempo hasta el Día de Reyes, porque el espíritu navideño es tan generoso como generosas son las personas que creen en su grandiosidad.

Temas Navidad
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios