06 Enero 2014
La historia de Luis Antonio Gálvez (39 años) es muy particular. Es un frustrado futbolista que llegó a jugar en la Primera de San Martín en los torneos que organiza la Liga Tucumana de Fútbol. Hoy es el mayor exponente de carreras de aventura que tiene la provincia. Esto lo llevó a ser distinguido por LA GACETA en la premiación de los mejores deportistas de 2013.
“Era un puntero derecho con mucha velocidad. No fui un goleador, pero era especialista en tirar centros para que mis compañeros pudieran convertir. Me destacaba por ser rápido. Mi ídolo siempre fue Antonio Alzamendi, aquel delantero uruguayo que se destacó en Independiente y luego en River”, señaló Gálvez, que también confesó que dejó la práctica del deporte que lo apasionaba por razones económicas.
La pasión por las carreras de aventura le nació por una invitación de Mario Neme. “Recuerdo que él me invitó a participar en una competencia de calle y me gustó. Siempre fui una persona de hacer mucho deporte, como una elección de vida. Participé en varias maratones, hasta que un día empecé a correr pruebas de aventura. A partir de ese día comenzaron a llegar los triunfos. El más importante fue el de ‘La Misión’, una prueba que se disputó en San Martín de los Andes”, dijo Gálvez.
Se siente complacido que la gente lo reconozca por las victorias que logró en los últimos tiempos. “Es un orgullo que sea así. Esto me demuestra que el esfuerzo que hago tiene el eco esperado. Quienes practicamos esta disciplina formamos parte de una gran familia. Considero que con el correr de los años me voy perfeccionando. Poder mantenerse a este nivel no es fácil. En ello, mucho tiene que ver el apoyo que tengo por parte de la familia. Sin ello, nada de esto podría concretarse”, dijo.
Trabaja en la Universidad Nacional de Tucumán. Es portero en la Ciudad Universitaria. “Como presto servicios de lunes a viernes a la mañana, a la tarde realizó otras tareas extra. Esta actividad me permite tener los fines de semana libres para dedicarme a las carreras de aventura”, señaló el atleta, casado con Liliana Albornoz que le dio un hijo que se llama Agustín (8 años) y que juega al fútbol en las formativas de San Martín. Vive en La Sala.
Cuando se le preguntó cómo es un día común en su vida, Gálvez manifestó: “Me levanto a las seis de la mañana. Voy y vengo todos los días al trabajo, en bicicleta o corriendo; diariamente hago 10 kilómetros, sin tener en cuenta el clima que haya ese día. Cuando subo, la tarea es placentera. La cosa se simplifica bastante cuando al regreso a mi casa tengo que cubrir el recorrido a mi casa a plena bajada”, acotó el atleta.
Competir cada fin de semana lo hace feliz y por la dedicación que le dispensa parecer haber encontrado su lugar en el mundo. “Ponerme el equipo deportivo y competir me llena de dicha. Por el esfuerzo que hago para practicar este deporte, a cada triunfo le doy una relevancia especial. Cada vez que estoy en el podio, levanto los brazos al cielo y le obsequio cada éxito a mi familia, que siempre está junto a mí”, dijo.
A la hora de encontrarle algún justificativo a este buen momento, Luis no quiere olvidarse de gente que constantemente le brinda su apoyo para estar presente en cada competencia, tal el caso de Hugo Marcantonio.
“Era un puntero derecho con mucha velocidad. No fui un goleador, pero era especialista en tirar centros para que mis compañeros pudieran convertir. Me destacaba por ser rápido. Mi ídolo siempre fue Antonio Alzamendi, aquel delantero uruguayo que se destacó en Independiente y luego en River”, señaló Gálvez, que también confesó que dejó la práctica del deporte que lo apasionaba por razones económicas.
La pasión por las carreras de aventura le nació por una invitación de Mario Neme. “Recuerdo que él me invitó a participar en una competencia de calle y me gustó. Siempre fui una persona de hacer mucho deporte, como una elección de vida. Participé en varias maratones, hasta que un día empecé a correr pruebas de aventura. A partir de ese día comenzaron a llegar los triunfos. El más importante fue el de ‘La Misión’, una prueba que se disputó en San Martín de los Andes”, dijo Gálvez.
Se siente complacido que la gente lo reconozca por las victorias que logró en los últimos tiempos. “Es un orgullo que sea así. Esto me demuestra que el esfuerzo que hago tiene el eco esperado. Quienes practicamos esta disciplina formamos parte de una gran familia. Considero que con el correr de los años me voy perfeccionando. Poder mantenerse a este nivel no es fácil. En ello, mucho tiene que ver el apoyo que tengo por parte de la familia. Sin ello, nada de esto podría concretarse”, dijo.
Trabaja en la Universidad Nacional de Tucumán. Es portero en la Ciudad Universitaria. “Como presto servicios de lunes a viernes a la mañana, a la tarde realizó otras tareas extra. Esta actividad me permite tener los fines de semana libres para dedicarme a las carreras de aventura”, señaló el atleta, casado con Liliana Albornoz que le dio un hijo que se llama Agustín (8 años) y que juega al fútbol en las formativas de San Martín. Vive en La Sala.
Cuando se le preguntó cómo es un día común en su vida, Gálvez manifestó: “Me levanto a las seis de la mañana. Voy y vengo todos los días al trabajo, en bicicleta o corriendo; diariamente hago 10 kilómetros, sin tener en cuenta el clima que haya ese día. Cuando subo, la tarea es placentera. La cosa se simplifica bastante cuando al regreso a mi casa tengo que cubrir el recorrido a mi casa a plena bajada”, acotó el atleta.
Competir cada fin de semana lo hace feliz y por la dedicación que le dispensa parecer haber encontrado su lugar en el mundo. “Ponerme el equipo deportivo y competir me llena de dicha. Por el esfuerzo que hago para practicar este deporte, a cada triunfo le doy una relevancia especial. Cada vez que estoy en el podio, levanto los brazos al cielo y le obsequio cada éxito a mi familia, que siempre está junto a mí”, dijo.
A la hora de encontrarle algún justificativo a este buen momento, Luis no quiere olvidarse de gente que constantemente le brinda su apoyo para estar presente en cada competencia, tal el caso de Hugo Marcantonio.
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