Aunque había pedido que no prolongaran su vida, la mantienen conectada porque está embarazada

10 Enero 2014
El 29 de noviembre, Merlise Muñoz (33 años) quedó en una situación de muerte cerebral tras haber sufrido una embolia pulmonar.

La enfermera de urgencias de Fort Worth (Texas), y su marido Erick, bombero, habían acordado que no querían que se les prolongara la vida si sufrieran un accidente o se encontraran enfermos de gravedad, consignó El País.

Cuando los familiares se disponían a autorizar la desconexión de la mujer, los médicos del hospital John Peter Smith, donde está internada, informaron que Merlise estaba embarazada de 14 semanas y que en esas circunstancias el hospital debía velar por la vida del feto, informó ABC.

Merlise ya tuvo un bebé hace 15 meses. El marido y los padres critican la decisión médica de asistirla, pero de todas maneras no recurrieron a los tribunales.

La discusión técnica se centra en la interpretación de la ley de Texas. En más de 30 Estados de EE.UU. hay normativas que restringen la decisión familiar de interrumpir la prolongación artificial de la vida de una mujer si esta se encuentra embarazada.

En el caso de Texas, la ley parece clara en situaciones de coma o estado vegetativo, pero no mencionamuerte cerebral: dicta no retirar el tratamiento de sustento de vida si la paciente está embarazada. Lynne Machado, la madre de Merlise, insiste en que la posición de la familia nada tiene que ver con estar a favor de la vida o del aborto. “Es acerca de que los últimos deseos de nuestra hija no están siendo respetados por el Estado de Texas”, recriminó.

El caso ha abierto un intenso debate sobre los principios éticos que rigen este tipo de decisiones, y hasta dónde puede llegar la ley con una embarazada con muerte cerebral.

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