El papa Francisco designó nuevos cardenales y bautizó a 32 niños en la Capilla Sixtina

Los flamantes purpurados pertenecen a 12 naciones de todo el mundo.

13 Enero 2014
El papa Francisco anunció ayer la designación de 19 nuevos cardenales, entre los que se encuentra el arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, que lo sucedió en ese cargo cuando Bergoglio fue elegido sumo pontífice, y otros tres arzobispos latinoamericanos

Los nuevos cardenales “pertenecientes a 12 naciones de todo el mundo representan la profunda relación eclesial entre la iglesia de Roma y las otras iglesias dispersas por el mundo”, aseguró el Papa durante el rezo del Angelus en la Plaza de San Pedro.

El consistorio en el que el pontífice entregará el capelo y el anillo a los 19 nuevos purpurados, entre ellos tres no electores al ser mayores de 80 años, se celebrará como ya se había adelantado el próximo 22 de febrero en el Vaticano, fiesta de la Cátedra de San Pedro.

Tradición bautismal

Por otra parte, el Papa continuó ayer con la tradición iniciada por Juan Pablo II y bautizó en la Capilla Sixtina a 32 niños, a cuyos padres recordó que la herencia más bella que pueden dejar a sus hijos es la de la fe.

Fue el primer bautizo de Jorge Bergoglio como pontífice, quien en una breve e improvisada homilía recordó a los padres católicos que son ellos los encargados de transmitir la fe. “Sois vosotros los que tenéis el deber de transmitir la fe a estos niños. Es la herencia más bella que les podéis dejar”, dijo el pontífice argentino.

En 1989, en el día en el que la Iglesia católica recuerda el bautismo de Jesús, Juan Pablo II comenzó a bautizar a algunos niños y la tradición continuó después celebrándose en la Capilla Sixtina.

En su homilía, el papa explicó que Jesús no tenía la necesidad de ser bautizado. “Los primeros teólogos explicaron que este bautismo fue para que todas las aguas tuvieran el poder de bautizar. El Señor antes de salir a los cielos nos invitó a marchar por todo el mundo y bautizar”, dijo. Por ello, agregó que desde el día de su bautismo comenzó “una cadena que nunca se ha roto” y que los niños bautizados son “anillos de esta cadena”. En una Capilla Sixtina en la que resonaron continuamente los llantos de los niños, el papa aseguró que estos eran “el coro más bonito”.

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