27 Enero 2014
SANTIAGO DE CHILE.- Ciudadanos chilenos y miembros de la colonia peruana en Chile impulsaron ayer actos de paz en la víspera del veredicto de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya sobre el diferendo de fronteras marítimas que mantienen Chile y Perú desde hace seis años. El tribunal tiene previsto divulgar este lunes su pronunciamiento relativo al litigio por la soberanía de unos 36.000 kilómetros cuadrados en el océano Pacífico, que actualmente están bajo el dominio de Chile en virtud de acuerdos suscriptos por ambos países en 1952 y 1954.
El acontecimiento dio pie para programar una jornada de integración en la que se organizaron desde ceremonias religiosas hasta el izamiento de banderas blancas inspiradas en el anhelo de concordia entre chilenos y peruanos. La iniciativa civil contrastó con los signos de hostilidad que dieron algunas autoridades a ambos lados de la frontera.
El programa conmemorativo de la amistad bilateral comenzó con la celebración de una misa ecuménica de católicos y evangélicos en una parroquia del barrio de Independencia, donde residen buena parte de los más de 100.000 inmigrantes peruanos radicados Chile. El oficio religioso buscó dar una señal de “unidad, paz, respeto y diversidad”, dijo Gonzalo Durán, alcalde de la comuna ubicada al norte de Santiago. La agenda prosiguió con un acto en la Plaza de Armas, en el corazón de la capital chilena, y una vigilia por la paz y la justicia social en Latinoamérica.
También hubo campañas de concientización como la promovida por el sacerdote jesuita José Tomás Vicuña, que llamó a izar banderas blancas en vez de los pabellones de Chile y Perú. “Hemos sido hermanos antes y seguiremos siendo hermanos después de lo de La Haya”, expresó el religioso.
Estos gestos de unidad y paz se oponen al llamamiento a “embanderar el país durante el día del fallo” que hizo el ex presidente peruano Alan García o a la iniciativa del diputado chileno Jorge Tarud de convocar a un plebiscito para que los chilenos decidan si aceptan o no la decisión de la CIJ.
Las desconfianzas y tensiones entre las dos naciones han sido casi permanentes desde la Guerra del Pacífico de 1879, en la que Chile anexó miles de kilómetros cuadrados de Bolivia y Perú, y, además, ocupó Lima durante casi tres años, con saqueos incluidos. La historia incluye los pactos de la década de 1950, que, según Perú, son meros instrumentos pesqueros que no constituyen tratados de límites. (DPA)
El acontecimiento dio pie para programar una jornada de integración en la que se organizaron desde ceremonias religiosas hasta el izamiento de banderas blancas inspiradas en el anhelo de concordia entre chilenos y peruanos. La iniciativa civil contrastó con los signos de hostilidad que dieron algunas autoridades a ambos lados de la frontera.
El programa conmemorativo de la amistad bilateral comenzó con la celebración de una misa ecuménica de católicos y evangélicos en una parroquia del barrio de Independencia, donde residen buena parte de los más de 100.000 inmigrantes peruanos radicados Chile. El oficio religioso buscó dar una señal de “unidad, paz, respeto y diversidad”, dijo Gonzalo Durán, alcalde de la comuna ubicada al norte de Santiago. La agenda prosiguió con un acto en la Plaza de Armas, en el corazón de la capital chilena, y una vigilia por la paz y la justicia social en Latinoamérica.
También hubo campañas de concientización como la promovida por el sacerdote jesuita José Tomás Vicuña, que llamó a izar banderas blancas en vez de los pabellones de Chile y Perú. “Hemos sido hermanos antes y seguiremos siendo hermanos después de lo de La Haya”, expresó el religioso.
Estos gestos de unidad y paz se oponen al llamamiento a “embanderar el país durante el día del fallo” que hizo el ex presidente peruano Alan García o a la iniciativa del diputado chileno Jorge Tarud de convocar a un plebiscito para que los chilenos decidan si aceptan o no la decisión de la CIJ.
Las desconfianzas y tensiones entre las dos naciones han sido casi permanentes desde la Guerra del Pacífico de 1879, en la que Chile anexó miles de kilómetros cuadrados de Bolivia y Perú, y, además, ocupó Lima durante casi tres años, con saqueos incluidos. La historia incluye los pactos de la década de 1950, que, según Perú, son meros instrumentos pesqueros que no constituyen tratados de límites. (DPA)
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