30 Enero 2014
RECITAL HISTÓRICO. Actuación memorable del 18 de agosto de 2003. la gaceta / archivo
El 18 de agosto de 2003, el Dúo Renacimiento vivió una de las experiencias más importantes de su destacada carrera: tocó en vivo con Ariel Ramírez su Misa Criolla, que quedó plasmada en una grabación no prevista inicialmente y se transformó en disco de gran repercusión. En el recital actuó el Coro Estable de la Provincia, dirigido por Ricardo Sbrocco.
“Fue la experiencia más profunda que viví y se transformó en uno de los últimos testimonios de Ramírez, que ya estaba enfermo. Nosotros hacíamos la obra desde mediados de los 70, porque desde siempre nos atrajo la parte sentimental, que le llega a la gente, sin distinción de credos o de país: está en las disquerías de todos los continentes”, afirma Luis Soria a LA GACETA.
Nito Zeitune coincide que haber compartido escenario con el compositor fue “lo más importante que me pasó como músico”. El registro de la actuación fue realizado por Alejandro Córdoba para que quede como un recuerdo privado, pero ante la calidad del espectáculo, se logró la autorización y el apoyo de la viuda de Ramírez, Inés Cuello, para su edición comercial en 2011.
“Es la única obra que se canta en castellano en los coros de todo el mundo. No tiene versiones en otros idiomas, y hay lugares donde tiene enorme repercusión, como en Israel, donde la aplauden de pie y cuyo coro fue el que mejor la interpreta, según Inés”, destaca Soria. La última vez que la hicieron en Tucumán fue en diciembre, en Concepción.
El diluvio en Ibarreta
Zeitune recuerda una anécdota de mediados de los 70, cuando cantaron en Ibarreta, al sudeste de Formosa, mientras aún integraban Las Voces del Norte: “al llegar, nos dicen que había una gran sequía, e hicimos la Misa; esa noche diluvió”. Otra función memorable fue en Miami, con Oscar Buriek en piano y el Topo Bejarano en vientos, en una versión para dos voces y dos músicos.
Al terminar la composición, hace 50 años, Ramírez la llevó a la discográfica Philips. “Les gustó, pero tenían dudas de si alguien la iba a comprar. Y no tenían nada que poner del lado B del disco, porque la Misa Criolla sólo ocupa el A. Así que el maestro y Félix Luna hicieron en tres meses la otra parte, que en realidad no integra la Misa y que se llama Navidad Nuestra, con la anunciación, la peregrinación y los villancicos. Terminó siendo el gran éxito por años, la repercusión fue fabulosa desde el comienzo”, señala Soria.
“Cuando se la conoció, teníamos 14 años y estábamos en plena ebullición de The Beatles y en una gran mezcla de culturas. Sin embargo, tuvo una difusión enorme y un impacto central en nuestras vidas”, concluye Zeitune.
“Fue la experiencia más profunda que viví y se transformó en uno de los últimos testimonios de Ramírez, que ya estaba enfermo. Nosotros hacíamos la obra desde mediados de los 70, porque desde siempre nos atrajo la parte sentimental, que le llega a la gente, sin distinción de credos o de país: está en las disquerías de todos los continentes”, afirma Luis Soria a LA GACETA.
Nito Zeitune coincide que haber compartido escenario con el compositor fue “lo más importante que me pasó como músico”. El registro de la actuación fue realizado por Alejandro Córdoba para que quede como un recuerdo privado, pero ante la calidad del espectáculo, se logró la autorización y el apoyo de la viuda de Ramírez, Inés Cuello, para su edición comercial en 2011.
“Es la única obra que se canta en castellano en los coros de todo el mundo. No tiene versiones en otros idiomas, y hay lugares donde tiene enorme repercusión, como en Israel, donde la aplauden de pie y cuyo coro fue el que mejor la interpreta, según Inés”, destaca Soria. La última vez que la hicieron en Tucumán fue en diciembre, en Concepción.
El diluvio en Ibarreta
Zeitune recuerda una anécdota de mediados de los 70, cuando cantaron en Ibarreta, al sudeste de Formosa, mientras aún integraban Las Voces del Norte: “al llegar, nos dicen que había una gran sequía, e hicimos la Misa; esa noche diluvió”. Otra función memorable fue en Miami, con Oscar Buriek en piano y el Topo Bejarano en vientos, en una versión para dos voces y dos músicos.
Al terminar la composición, hace 50 años, Ramírez la llevó a la discográfica Philips. “Les gustó, pero tenían dudas de si alguien la iba a comprar. Y no tenían nada que poner del lado B del disco, porque la Misa Criolla sólo ocupa el A. Así que el maestro y Félix Luna hicieron en tres meses la otra parte, que en realidad no integra la Misa y que se llama Navidad Nuestra, con la anunciación, la peregrinación y los villancicos. Terminó siendo el gran éxito por años, la repercusión fue fabulosa desde el comienzo”, señala Soria.
“Cuando se la conoció, teníamos 14 años y estábamos en plena ebullición de The Beatles y en una gran mezcla de culturas. Sin embargo, tuvo una difusión enorme y un impacto central en nuestras vidas”, concluye Zeitune.
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Ricardo Sbrocco