Urge reflexionar sobre el 9 de Julio de 2016

02 Febrero 2014
El tiempo pasa hoy más rápido que nunca o como dice el refrán: “en menos que canta un gallo”. Y si bien es siempre importante vivir el presente, por aquello de que es el futuro del pasado y el pasado del futuro, es positivo planificar con anticipación hechos que se consideran importantes y que merecen festejarlos con toda la magnitud que se merecen.

Dos años y un poco más de cuatro meses pueden tardar en llegar o transcurrir en un santiamén. El 9 de julio de 2016, celebraremos el bicentenario de la Declaración de la Independencia Argentina, que tuvo por cuna a San Miguel de Tucumán. Pocas noticias se tienen acerca de los planes del Gobierno para conmemorar este gran acontecimiento que pondrá a nuestra provincia bajo la mirada de muchos países del mundo. En diciembre pasado, la Fundación Miguel Lillo lanzó una convocatoria que suscribieron la Federación Económica de Tucumán, la Sociedad Rural, el Arzobispado y la CGT-Regional Tucumán para diseñar un plan de acción que desembarque en el aniversario.

Años atrás, en 2009, el Gobierno anunció que iba a convocar a más de 150 instituciones de la provincia para discutir y consensuar un documento final sobre los objetivos y metas en los aspectos sociales, económicos y productivos, en vista del Bicentenario de 2016. El punto de partida del diálogo iba a ser un documento elaborado por la Secretaría de Planeamiento, en conjunción con todas las áreas del Poder Ejecutivo. El documento preliminar se asentaba sobre tres ejes fundamental es: económico-productivo, social y ambiental. Curiosamente, en las propuestas de debate no figuraban las culturales, las urbanísticas, las turísticas. Nada se supo luego de los resultados de este llamamiento, ni tampoco del documento.

Como señalamos en otras oportunidades, tal vez podrían encararse algunas obras públicas, vinculadas con la cultura u otros aspectos de nuestra realidad. Programar con mucha anticipación el Septiembre Musical Tucumano, que reúne destacadas figuras locales, nacionales e internacionales, otro tanto podría hacerse con el Mayo de las Letras o un salón de artes plásticas que tenga proyección nacional y abarque todas las disciplinas o encarar un encuentro de escultura a cielo abierto en el parque Guillermina, por ejemplo, con artistas del Mercosur. La Universidad Nacional de Tucumán podría programar con anticipación su Julio Cultural.

En el plano turístico se podría arreglar la ruta 307 desde El Infiernillo-Amaicha del Valle, que yace destruida y abandonada desde hace años, así como el tramo que conduce a las Ruinas de Quilmes y a Colalao del Valle. Parece un contrasentido que se piense en construir una autopista a Termas de Río Hondo y en casi ocho años no se haya podido reparar la ruta 307 en el tramo señalado. Recuperar y mejorar el camping de Cochuna, dotar de servicios la Laguna del Tesoro, el embalse de Escaba o lanzar un llamamiento a inversores para explotar las aguas termales de Taco Ralo.

Sería lamentable que el festejo del Bicentenario se resumiera en un festival artístico en la plaza Independencia. El tiempo es veloz, canta David Lebón en una canción. “Una hora ganada al amanecer es un tesoro por la tarde”, decía San Juan Bosco. Por el momento, da la impresión de que la clase dirigente está más preocupada en su futuro político que en los 200 años de la Declaración de la Independencia.

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