El gasto público se expandió un 30% en 2013

16 Marzo 2014

Ana María Cerro - Doctora en Economía de la UNT

Las variables económicas se complicaron el año pasado. Pese a que 2013 terminó con crecimiento, en la actualidad se registran marcados signos de desaceleración económica. La inflación aumentó el año anterior en torno al 27%, según las consultoras privadas, al tiempo que la expansión del gasto público trepó un 30%. Aunque los ingresos del Estado aumentaron, el déficit fiscal cerró 2013 con un 2,9% del Producto Interno Bruto (PIB). El problema es que, sin crédito externo, el Gobierno financió el déficit mediante impuesto inflacionario. La expansión del gasto público está asociada a los subsidios económicos para energía, transporte y comunicación. En 2005, estos subsidios representaban un 5% del gasto, y actualmente rondan el 14%. Las tarifas subsidiadas llevaron a importar energía, y esto provocó la pérdida de gran parte del superávit comercial que habían alcanzado las cuentas del Estado.

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1 - El mercado de los servicios en el país, sobre todo el energético, está desequilibrado. El Gobierno manifestó la intención de subir las tarifas para compensarlo. Pero aquí hay un aspecto fundamental: que se concreten las inversiones necesarias para mejorar las prestaciones. El problema es que las inversiones se demorará, por lo que continuará, durante un tiempo, este desequilibrio en el mercado energético.

2 - Las reservas en dólares cayeron un 50% desde 2008. La crisis cambiaria de enero se generó por la emisión de moneda para financiar el déficit fiscal. Esto generó más inflación. Lo que se trató hacer fue fijar el valor del dólar. Pero la suba de la inflación presionó sobre el tipo de cambio y los consumidores se desprendieron del peso y compraron divisas. Para frenar la suba del dólar, el Banco Central usó su activo, es decir las reservas.

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3 - El otro instrumento que utiliza el Gobierno, mediante el Banco Central, para defender la moneda es la tasa de interés. De este modo, se encareció la salida del peso, con tasas que subieron de forma abrupta. Las consecuencias de esto fueron la restricción del crédito bancario y el freno para la economía real. Aunque sirvió para controlar la corrida del peso al dólar, lo preocupante es que se afectarán las inversiones.

4 - La devaluación de enero mejoró el tipo de cambio  para el sector empresarial, pero la suba de los precios internos lo desequilibra. Lo que le importa a los empresarios, en definitiva, es el tipo de cambio real, aquel que mide la competitividad de la economía, y que se vincula con los precios relativos. Si la inflación sigue presionando sobre el tipo de cambio sería posible, en los próximos meses, una nueva corrida hacia el dólar.

5 - El Gobierno debe controlar su gasto. Si la actividad económica se resiente más, los ingresos caerán. Si el gasto no se ajusta la proporción para cubrir será mayor. Por otro lado, la emisión monetaria, y la inflación tienen un límite. Sin financiamiento externo se volverá insostenible el nivel actual de gasto público. En el corto plazo, el crédito externo no se recuperará, pese a los intentos del Gobierno por recomponer las relaciones con el mundo.

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