04 Mayo 2014
Nadie se anima a estimar cuánto le costó a la Argentina la intervención política del Indec. Tampoco si verdaderamente se ahorró dinero con la deuda externa. Y mucho menos por qué el Gobierno habla de empalme estadístico como una “hipótesis absurda” para no develar cuántos pobres hay en el país. Bajo esos argumentos, Cynthia Pok, ex directora de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, está convencida que, “detrás del ocultamiento, subyace una estafa a la conciencia pública”. En una charla con DINERO, la experta afirma que fue el propio gobierno el que abrió un nicho de negocios para las consultoras privadas. “Antes sus informes no tenían tanta relevancia porque apuntaban sólo a sus clientes; ahora es distinto, porque las estadísticas públicas no van de la mano de las expectativas sociales, de lo real”, indica. Y, como lo explican los técnicos del Indec en el libro recientemente presentado “No somos cómplices de la mentira”, todo arranca con la desaparición de la valorización de las canastas. “Se eliminaron los anexos metodológicos, donde se informaban acerca del valor de las canastas regionales. También desapareció la incidencia de los planes sociales en la magnitud de la pobreza, como el caso de la Asignación Universal por Hijo”, puntualiza Pok. Eso, a su criterio, forma parte del ocultamiento, “de la manipulación del poder político a las estadísticas oficiales que, aunque se parezcan, no serán como la realidad”.
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