Tras las huellas del nazismo en Sudamérica

La caída de Perón cambió el escenario en la Argentina, según los autores

NO ES BERLÍN, SINO EL LUNA PARK. El 10 de abril de 1938, 16 meses antes de que estallara la II Guerra Mundial, se realizó en Buenos Aires el que se ha considerado como el mayor acto nazi fuera de Europa. La filial argentina del partido Nacional Socialista Alemán llegó a alcanzar los 70.000 afiliados. mdzol.com NO ES BERLÍN, SINO EL LUNA PARK. El 10 de abril de 1938, 16 meses antes de que estallara la II Guerra Mundial, se realizó en Buenos Aires el que se ha considerado como el mayor acto nazi fuera de Europa. La filial argentina del partido Nacional Socialista Alemán llegó a alcanzar los 70.000 afiliados. mdzol.com
11 Mayo 2014

INVESTIGACIÓN

AMÉRICA NAZI

JORGE CAMARASA Y CARLOS BASSO PRIETO

(Aguilar – Buenos Aires)

Como su título indica, este libro de Jorge Camarasa y Carlos Basso Prieto denuncia la fuerte presencia en Argentina y otros países sudamericanos del nazismo, desde los años de su inicio hasta tres décadas después de su colapso, facilitada por la complacencia -a veces complicidad- de gobiernos autoritarios simpatizantes del Eje, y el apoyo de las numerosas colonias alemanas de la región.

A lo largo de 280 páginas con amplia información se narra primero las andanzas patagónicas de un joven Canaris, en 1915, buscando lugares adecuados y ocultos, que años después sirvieron para reparar o abastecer submarinos alemanes. Se destacan las tareas de propaganda y de adoctrinamiento que desde comienzos del 30 se realizó en toda América Latina en las comunidades germanas, como una prolongación exterior del partido nazi.

Se detallan las expediciones pseudocientíficas efectuadas en distintos lugares del continente por miembros del Abnenerbe, la delirante creación de Himmler. Y ya en la culminación de la contienda, se describe una reunión en Estrasburgo, a dos meses del desembarco aliado en Normandía, en la que jerarcas nazis y grandes industriales, banqueros, financistas y empresarios del Reich planearon transferir capitales, lavar activos ilegales, abrir empresas, realizar alianzas secretas con firmas extranjeras y triangular operaciones para la fuga masiva de miles de personas.

Es así que, a partir de 1945, llegaron en barcos neutrales a Buenos Aires, y en submarinos a las costas patagónicas y el sur de Chile, numerosos científicos, profesionales y técnicos europeos, como también muchísimos criminales de guerra, que en su mayor parte huyeron por la Ruta de las Ratas, manejada en Roma por el obispo austríaco Alois Hudal, fanático nazi; superaron los controles y se radicaron en diferentes zonas.

Durante un tiempo creyeron tener refugio seguro, pero la caída de Perón cambió las cosas en Argentina: el secuestro de Eichmann -narrado en detalle- obligó a que muchos, entre ellos Mengele, pasaran a Paraguay, Brasil o Chile, lo que hizo que la década del 60 fuera un período con episodios de escapes, persecuciones, crímenes y secuestros, de los que se da mucha información.

Por otra parte, los autores descartan la hipótesis de la huída de Hitler y Eva Braun, su reemplazo por dobles y su llegada con Bormann a la Patagonia, contra lo que sostienen nuevas investigaciones y testimonios, que justifican proseguir los estudios sobre el destino final del principal responsable de la mayor degradación masiva del hombre.

La verdad histórica y la conciencia de la humanidad así lo exigen.

© LA GACETA

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Hugo Berreta

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