16 Mayo 2014
La conducción de la UNT durante el período 2014-2018 depende de 156 electores. Es su responsabilidad y su convicción la que debe llevarlos hoy al auditorio del centro cultural Virla. Allí optarán entre alguno de los cuatro candidatos que aspiran a ocupar el sillón de Juan B. Terán: Alicia Bardón, Eduardo Coletti, Mateo Martínez y Eduardo Ruiz Pesce.
El acto cerrará un extenso y complejo proceso. Las sospechas y las denuncias se entrecruzaron con los proyectos y las promesas de campaña. Es mucha la tensión acumulada durante los últimos meses. Llegó, por fin, el día de contar los porotos.
Mientras la Asamblea Universitaria sesiona en el Virla, en los búnkers los equipos permanecerán atornillados frente al televisor. Bardón aguardará el resultado en el hotel Metropol; el colettismo lo hará en el Tucumán Center (aunque el candidato estará en el auditorio, ya que es elector); mientras que Martínez y su gente se congregarán en el Carlos V.
Habrá muchos policías en la calle y personal de seguridad dispuesto por la UNT en el interior del centro cultural. Se esperan varias movilizaciones, incluyendo columnas de estudiantes, de afiliados a Adiunt, de autoconvocados del EPAM y de agrupaciones políticas.
Para ganar en primera vuelta se necesita la mitad más uno de los votos (79, en caso de que el quórum sea perfecto). Parece difícil que alguno de los candidatos alcance esa cifra, lo que obligará a implementar un balotaje en el que participarán las dos fórmulas más votadas.
Salvo que la Asamblea disponga lo contrario -poco probable- la votación será secreta. Cada uno de los 156 electores será convocado a un sector del auditorio, en el que escribirá el nombre de su rectorable preferido y guardará el papel en un sobre. La urna se vaciará una vez concluido el listado y será las autoridades de la Asamblea las que efectuarán el escrutinio, a la vista de todos. Los resultados se cargarán en tiempo real en una pantalla Led instalada en el escenario. Finalmente, se acabarán las especulaciones.
El acto cerrará un extenso y complejo proceso. Las sospechas y las denuncias se entrecruzaron con los proyectos y las promesas de campaña. Es mucha la tensión acumulada durante los últimos meses. Llegó, por fin, el día de contar los porotos.
Mientras la Asamblea Universitaria sesiona en el Virla, en los búnkers los equipos permanecerán atornillados frente al televisor. Bardón aguardará el resultado en el hotel Metropol; el colettismo lo hará en el Tucumán Center (aunque el candidato estará en el auditorio, ya que es elector); mientras que Martínez y su gente se congregarán en el Carlos V.
Habrá muchos policías en la calle y personal de seguridad dispuesto por la UNT en el interior del centro cultural. Se esperan varias movilizaciones, incluyendo columnas de estudiantes, de afiliados a Adiunt, de autoconvocados del EPAM y de agrupaciones políticas.
Para ganar en primera vuelta se necesita la mitad más uno de los votos (79, en caso de que el quórum sea perfecto). Parece difícil que alguno de los candidatos alcance esa cifra, lo que obligará a implementar un balotaje en el que participarán las dos fórmulas más votadas.
Salvo que la Asamblea disponga lo contrario -poco probable- la votación será secreta. Cada uno de los 156 electores será convocado a un sector del auditorio, en el que escribirá el nombre de su rectorable preferido y guardará el papel en un sobre. La urna se vaciará una vez concluido el listado y será las autoridades de la Asamblea las que efectuarán el escrutinio, a la vista de todos. Los resultados se cargarán en tiempo real en una pantalla Led instalada en el escenario. Finalmente, se acabarán las especulaciones.