El fútbol es dinámico, cambiante. Tiene modas que parecen intocables pero que siempre dan lugar a las nuevas tendencias. Hasta ayer, España era respetado por todos. El campeón reinante impuso un estilo futbolístico que fue la envidia de todos. Toque y rotación hasta encontrar el hueco para colocar el pase milimétrico de Iniesta o Xavi para algún delantero o volante que llegaba por sorpresa para definir. La posesión de la pelota fue clave. Un estilo que también usó Barcelona para ganar todo a nivel de clubes. Bayer Munich, con Pep Guardiola, se animó a jugar así. Pero todo pasa, como suele decir Julio Grondona. Así como el club catalán dejó de ser invencible y Real Madrid vapuleó a los alemanes en la Liga de Campeones, España comenzó a hacer agua por todos lados. Holanda fue inteligente. Firme en el fondo apostó a jugar de contra y a los pelotazos que desarmaron a la defensa rival. Su contundencia fue llamativa. Goleó y despertó la admiración de todos. Esa misma admiración que supo generar España. ¿Se acaba un ciclo? ¿Empieza otro? ¿Volverán a enfrentarse en la final? El 13 de julio se conocerá la respuesta.

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