Vivir en Messilandia es un terrible infierno

Cansa verlo en todas las tapas de los diarios nacionales e internacionales. Molesta que hasta en los programas de Utilísima se hable de él. Irrita que en la radio detengan un tema de cumbia villera para hacer un comentario sobre él. Así es Messilandia, la tierra de Lionel Messi, ese pobre joven al que le depositaron una mochila que a cualquier ser humano le resulta imposible de llevar. Y lo más probable es que termine cayéndose por el peso antes de llegar a buen puerto.

Nadie puede discutir de su talento y que su imagen vende (y mucho). Pero pensar que sólo con su mágica gambeta Argentina levantará por tercera vez una Copa del Mundo es una locura tan grande como creer que algún día el Gobierno nacional eliminará el Impuesto a las Ganancias del salario de los trabajadores.

En Sudáfrica 2010, Diego Armando Maradona, el mejor futbolista de todos los tiempos pero mal entrenador al que muchos no le confiarían ni a un equipo de veteranos, dijo una frase que se puso de moda: “(Javier) Mascherano y 10 más”. Y así nos fue. Otra vez la Selección quedó eliminada en cuartos de final con un Messi desconocido que ni siquiera pudo festejar un gol.

Pero ahora el panorama es mucho peor y, como sucede en este país, los errores cometidos no sirven para corregir nuevos errores. Todos hablan de que Messi le ganó a Bosnia y no Argentina. Anotó un buen gol, pero no fue un dios.

“Lio” no juega solo, tiene otros compañeros que, si bien no tienen su talento, pueden ser vitales para lograr el objetivo. Señor, señora, adolescentes y niños: ¡Dejen a Messi en paz! Y ayudenlo a salir de ese infierno llamado Messilandia.

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